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Un país de segunda

Por Rubén Moreira Valdez - 01/05/2025

Las ideas expresadas en las columnas, así como en otros artículos de opinión, no necesariamente corresponden a la línea editorial de Códice Informativo, y solo son responsabilidad del autor.

El régimen tiene un extraño afán por construir un país de segunda. Hace algunos años el líder del movimiento satanizó los deseos de superación de […]

 Un país de segunda

El régimen tiene un extraño afán por construir un país de segunda. Hace algunos años el líder del movimiento satanizó los deseos de superación de individuos y grupos de la sociedad. Las aspiraciones fueron condenadas desde el tedioso púlpito de las mañaneras.

Lo de menos es un líder que se contente con tener un par de zapatos. Si esa es la decisión, recomiendo los muy mexicanos flexi; los míos me acompañan desde hace dos años. Sin embargo, el tema se complica al pensar que, para enfrentar una pandemia, basta la famosa estampita del “detente”.

Según expertos independientes, la mala atención de la emergencia del Covid-19 ocasionó una sobre tasa de defunciones que llevó al país a una cifra de mortandad de 808,619 personas.

En muchos temas de la vida nacional se refleja la simpleza en la toma de las decisiones. Estamos inundados por una casta de gobernantes negacionistas, formados en creencias y supersticiones. Se dejó de vacunar a los niños, se eliminaron las adquisiciones de medicamentos, la sanidad animal y la reparación de edificios y carreteras. La lista de malas decisiones puede llenar páginas e incluye desde la destrucción de las selvas hasta fundar universidades de mala calidad.

Días atrás se anunció la muerte de más de cuarenta niños por tosferina, una enfermedad superada y que ahora regresa porque a los del gobierno se les hizo fácil destruir el sistema de vacunación. Lo mismo sucede con el sarampión y otros males.

¿Cómo evitan que la tragedia se convierta en un escándalo? ¿Por qué el régimen no resiente deterioro en su imagen? Muy sencillo: se ha instalado en cuatro columnas una narrativa que lo blinda. Uno: López Obrador generó un odio al pasado, lo que incluye los éxitos, pocos o muchos, de otras administraciones. Dos: se posicionó en el colectivo, gracias a los programas sociales, una falsa ilusión de prosperidad. Tres: la sociedad se polarizó y los dueños del régimen se han colocado en un mítico bando justiciero; no estar allí es un “error”. Y cuatro: el aparato de propaganda convenció a una buena parte de la opinión pública de que la realidad es inevitable.

En un mes se van a elegir juzgadores, una más de las farsas de un régimen dispuesto a empeorar las cosas y llevarnos a la idílica mediocridad que se planteó el expresidente. En la actitud se esconde un ánimo de rencor y venganza. Las ganas de que todo se joda, que todos sufran y que nadie se supere. ¿Qué significa para el régimen una vida, o cientos de miles, si se dijo que había una tierra prometida a la cual llegar?

La realidad es que el Mesías es falso, lleno de ignorancia y prejuicios. El problema es que, en la travesía al espejismo, se está destruyendo a la nación.

Rubén Moreira Valdez

Diputado federal por el PRI desde el 2018, es un político de Coahuila, que ha desempeñado distintos cargos en los tres órdenes de gobierno. Fue gobernador de su estado, y actualmente es Secretario General del CEN del PRI nacional y coordinador de su bancada en la Cámara de Diputados. Cuenta con un posgrado en Política y Gestión Educativa en la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales en México y una maestría en Gobernanza y Derechos Humanos por la Universidad Autónoma del Noreste, así como un posgrado en la Universidad del Valle de Atemajac; el Centro de Estudios Carbonell; el Instituto Tecnológico y de Estudios Superiores de Monterrey; la Universidad Iberoamericana y la Universidad de Salamanca


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