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Somos luz y sombra

Por Paulina Fol - 01/12/2023

Las ideas expresadas en las columnas, así como en otros artículos de opinión, no necesariamente corresponden a la línea editorial de Códice Informativo, y solo son responsabilidad del autor.

Vivimos en un mundo de rostros, cuerpos y vidas perfectas vistos a través de los filtros de las redes sociales. Nos agrada poner el reflector en aquellas cualidades o situaciones que consideramos positivas de nuestras vidas

 Somos luz y sombra

“No es posible despertar la conciencia sin dolor.
La gente es capaz de hacer cualquier cosa,
por absurda que parezca, para evitar enfrentarse a su propia alma.
Nadie se ilumina fantaseando figuras de luz,
sino haciendo consciente su oscuridad”.
-Carl Jung-

Hace unos días escuchaba a Pilar Sordo, psicóloga y escritora chilena, hablar sobre como hace apenas un par de décadas solíamos revelar fotos de nuestras cámaras Kodak y podíamos reír de aquellas imágenes en las que salíamos con los ojos rojos, caras distorsionadas o cualquier tipo de “defecto” propio de cualquier ser humano, incluso la tristeza, el miedo y el enojo podían muchas veces verse reflejadas en aquellas imágenes. Hoy en día, esto es casi inimaginable.

Vivimos en un mundo de rostros, cuerpos y vidas perfectas vistos a través de los filtros de las redes sociales. Nos agrada poner el reflector en aquellas cualidades o situaciones que consideramos positivas de nuestras vidas. Más que nunca, vivimos en una sociedad en la que nuestras luces las hacemos brillar a como dé lugar. Nos gusta mostrar siempre ante el gran escenario social nuestro perfil alegre, valiente, amoroso, generoso, compasivo, empático y no dejamos un solo espacio a nuestras sombras.

El yin-yang es uno de los principios fundamentales del taoísmo, el cual se refiere a la dualidad que rige al universo: la luz y la oscuridad, el día y la noche. Según la filosofía china, ambas fuerzas constituyen el principio generador de todas las cosas y son imprescindibles para que el equilibrio natural del ecosistema fluya de manera correcta. Por lo tanto, nosotros también somos luz y sombra, aun cuando estamos programados desde pequeños a rechazar nuestra sombra.

Fue Carl Gustav Jung quien habló por primera vez de la sombra que todos tenemos, la cual se refiere a todas aquellas partes “negativas” de nuestra personalidad que no queremos mostrar ni ver de nosotros mismos. En la sombra están nuestros miedos, limitaciones, traumas, carencias, conductas equivocadas, emociones y sentimientos reprimidos. La sombra es aquella parte que reprimimos o escondemos porque nos genera dolor o miedo.

En el inconsciente se encuentra nuestra sombra y es en nuestra infancia cuando nos damos cuenta de que tenemos ciertos comportamientos que son premiados o aprobados y ciertos comportamientos que son desaprobados. Por lo que, solemos mostrar solo aquello aprobado por nuestro entorno y lo opuesto solemos reprimirlo, lo escondemos para los demás y para nosotros mismos. Pues nos damos cuenta que suele chocar con nuestro ego, con aquello con lo que nos identificamos.

Carlo G. Jung preguntaba ¿prefieres ser bueno o completo? Muchas personas creemos, ya sea por estructuras familiares o culturales, que el elegir ser completamente luz nos llevará al bienestar, a la aceptación o a la “perfección”. Sin embargo, esto no es así, pues la balanza estará en desequilibrio y nosotros fracturados y desequilibrados.

Un ejemplo acerca de esto puede manifestarse al vivir todo el tiempo en el extremo de la generosidad, situación que puede llevarnos a la incapacidad de decir que no, lo que muchas veces supone un sacrificio que no podemos asumir o sentir culpa por tener que negar algo que no podemos hacer. El resultado será que aquellas personas a las que siempre solemos decir que sí, no asuman su propia responsabilidad o aprendizaje; y por nuestra parte, podemos llegar incluso a anteponer las necesidades de otros sobre las nuestras, lo que a la larga se vuelve insostenible y agotador. De igual manera, el perdonar una y otra vez a las personas que nos hacen daño, conlleva a no poder librarnos del sufrimiento que nos causan.

En este ejemplo, aceptar e integrar nuestra sombra implica darnos cuenta de que cierta dosis de “egoísmo” conlleva ponernos por delante de los demás, a preocuparnos por nosotros, aunque esto en nuestra escala moral sea aparentemente incorrecto, nos puede llevar a tener relaciones mucho más equilibradas, sanas y constructivas y a nosotros a tener una vida más equilibrada.

De ahí que, debemos comprender que cada uno de nuestros atributos posee un grado de luz y de sombra. Ambas fuerzas son al final la expresión del mismo fenómeno manifestado en distintos grados de luz y oscuridad. Por ello, integrar nuestras dos fuerzas supone transitar el camino del medio. De lo contrario, es justamente nuestra sombra la que nos hará repetir situaciones y patrones una y otra vez hasta lograr el justo equilibrio en el sistema. Si no somos capaces de llevar a cabo esta integración, será la vida la que nos proyectará a través de situaciones o personas lo que no queremos ver o reconocer en nosotros mismos.

Pero ¿por qué solemos esconder o rechazar nuestras sombras? Detrás de esto puede haber un fuerte miedo al rechazo, una profunda necesidad de amor y de aceptación por programas instalados desde la infancia. Sin embargo, no importa cuánto las neguemos o las escondamos, siempre seguirán mostrándose una y otra vez en nuestras vidas para lograr el necesario equilibrio de nuestra balanza.

Esta parte dolorosa y oscura del autoconocimiento será siempre liberadora y eventualmente luminosa. Por ello, no se trata de temerle o rechazar a nuestra sombra, sino de abrazarla, aceptarla e integrarla, pues el único monstruo invencible es el no aceptado. Necesitamos nuestras dos polaridades, una no puede existir sin la otra, pues nuestro verdadero ser es el equilibrio entre ambos lados.

Paulina Fol

Licenciada en Contaduría por la Universidad Latinoamericana y egresada de estudios de Derecho del ITAM. Sin embargo, desde hace tres años me describo como una buscadora incansable de la paz interior y la salud mental, emocional y espiritual; a través de la formación y entrenamiento en estudios de Desarrollo Humano, Autoconocimiento, Mindfulness, Angeloterapia y diversas disciplinas relacionadas con el crecimiento personal.


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