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Para comprender la pospolítica

Por Raúl Martínez Merling - 22/12/2021

Las ideas expresadas en las columnas, así como en otros artículos de opinión, no necesariamente corresponden a la línea editorial de Códice Informativo, y solo son responsabilidad del autor.

Si bien la política fue creada para reducir la complejidad de los conflictos sociales parece ser que hoy no es así. Las confrontaciones entre diversos […]

 Para comprender la pospolítica

Foto: Archivo

Si bien la política fue creada para reducir la complejidad de los conflictos sociales parece ser que hoy no es así. Las confrontaciones entre diversos partidos políticos así como sus militantes y simpatizantes están estacionados en un ámbito de antagonismo emocional. Pareciera que ya se impuso la derrota del pensamiento y las ideas. Los ataques y vituperios de unos contra otros solo exhiben odios de clase, racial y de fenotipo. No solo se ha roto el diálogo sino también el respeto degradándose las instituciones del estado de derecho. Este fenómeno no es privativo de México, también gran cantidad de países del mundo lo padecen. De suerte que los analistas políticos más agudos denominan a esta fase como pospolítica.

La pospolítica es resultado del proceso de desglobalización económica y se aceleró con la pandemia. Consiste en el desdibujamiento de los partidos políticos, los cuales, perdieron su identidad, su personalidad, su ideología y su proyecto político; se distanciaron de la sociedad derrapándose hacia un pragmatismo colmado de riesgos. Vale decir, a contrapelo, que los partidos políticos se inventaron para normar el acceso al poder y evitar la violencia entre los ciudadanos por visiones diferentes de su entorno. Sin duda, este precepto se desvaneció dando paso al recurso de la violencia verbal. El riego es transitar hacia la violencia física.

En la pospolítica se configuran franjas temporales mientras la idea y práctica de la democracia se reacomodan a las nuevas condiciones sociales, económicas, culturales y políticas. Un caso concreto es el fenómeno del populismo, el cual no es un bloque monolítico, existen diversos populismos que detonan en situaciones de crisis económica extrema, a saber: el reformista, el progresista, el de izquierda y el de derecha. No hay espacio para describir sobre cada uno de éstos. Lo que urge destacar y aclarar es que, en general, el populismo, dice la politóloga Chantal Mouffe, no es un régimen, no es una ideología y ni tiene contenido programático, se propone generar una oportunidad para crear las condiciones hacia la construcción de un nuevo orden político. El que sea…

Para ese efecto, siempre se recurre a la idea de nación y de pueblo. A estas nociones corresponde el surgimiento de un líder que entiende el discurso del pueblo en condición de crisis y al cual corresponde el discurso del líder mismo. Esta coyuntura permite un proceso de formación de una voluntad colectiva nacional-popular. La ventaja la tiene el que detenta el poder político siempre y cuando reúna las virtudes de un líder, a saber: poder, carisma y legitimidad (Max Weber). En sentido estricto, la radicalización de la democracia es el antídoto frente a la descomposición de un régimen político. Lo negativo de este hecho es, como hemos visto, que los partidos políticos están perdiendo paulatinamente el discurso y la brújula de la democracia por la incomprensión del momento histórico.

En rigor, para recuperar la ruta geográfica de la democracia es vital que los partidos políticos recuperen su identidad e ideología y compitan por el poder siempre y cuando construyan cada uno una voluntad ciudadana que los impulse al poder. Intentar recuperar el poder a través de “alianzas malditas” entre las ideologías más disímbolas es mezclar el agua con el aceite. Por ahora, los partidos políticos están evitando la creatividad política.

Raúl Martínez Merling

Director general del grupo de consultores investigadores Proyectos CETESPO, especializados en análisis político, encuestas socioeconómicas y de opinión pública.


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