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México, el lugar más peligroso del mundo para ser periodista

Por Paul Ospital - 12/07/2024

Las ideas expresadas en las columnas, así como en otros artículos de opinión, no necesariamente corresponden a la línea editorial de Códice Informativo, y solo son responsabilidad del autor.

La impunidad es el hilo conductor en la narrativa de Bart. Al ser preguntado si temía terminar en la cárcel, respondió con una seguridad escalofriante: “No, porque vivimos en un país donde matan y no pasa nada”

 México, el lugar más peligroso del mundo para ser periodista

La reciente entrevista de Saskia Niño de Rivera a un sicario, conocido como “Bart”, en su nuevo podcast, ha puesto de manifiesto una realidad alarmante: México es el lugar más peligroso del mundo para ejercer el periodismo en tiempos de paz. Bart, quien intentó asesinar al periodista Ciro Gómez Leyva en diciembre de 2022, narra con fría naturalidad cómo ha quitado la vida a más de veinte personas y cómo la impunidad le brinda una sensación de invulnerabilidad. Esta entrevista es un reflejo de un problema sistémico que afecta a nuestro país.

Desde el año 2000, 166 periodistas han sido asesinados en México, y de estos, 46 murieron durante el sexenio de Andrés Manuel López Obrador. Estos números son estremecedores y reflejan la falta de protección efectiva para quienes se dedican a informar. Actualmente, 651 periodistas están bajo el mecanismo de protección del gobierno federal, un triste indicador de que sus vidas están constantemente amenazadas. Sin embargo, el número de solicitudes de protección rechazadas ha aumentado significativamente en los últimos años, pasando de una en 2020 a 14 en 2021, y a 49 tantos en 2022 como en 2023. Este incremento señala una tendencia preocupante hacia la desprotección y la negligencia estatal.

La impunidad es el hilo conductor en la narrativa de Bart. Al ser preguntado si temía terminar en la cárcel, respondió con una seguridad escalofriante: “No, porque vivimos en un país donde matan y no pasa nada”. Esta afirmación, dicha con total frialdad, es un reflejo de la realidad que enfrentan no solo los periodistas, sino toda la sociedad mexicana. Los asesinos operan con la certeza de que no enfrentarán consecuencias reales, mientras que los periodistas, cuyo único delito es buscar la verdad, son víctimas directas de esta impunidad.

En México, 31 periodistas están desaparecidos, cifra que podría parecer menor en un país donde hay más de 100 mil personas desaparecidas; pero que es escandalosa cuando nos damos cuenta de que esos 31 periodistas representan más de un tercio de todos los profesionales de la noticia desaparecidos a nivel mundial.

En este país, cada año se cometen más de 500 agresiones contra periodistas o medios, lo que equivale a una agresión cada 16 horas. De estas agresiones, el 25% son intimidaciones y hostigamientos, el 22% involucran el uso ilegítimo del poder público y el 18% son amenazas directas. Estos datos no son meras estadísticas; representan vidas humanas enfrentando amenazas diarias simplemente por ejercer su profesión. Amenazas y agresiones que incluso se pronuncian desde los micrófonos presidenciales todos los días.

México ocupa el lugar 121 de 180 países en el índice de libertad de prensa, siendo el país más peligroso para ejercer el periodismo entre las democracias que no están en guerra. Esta posición es un claro indicativo de que el Estado ha fallado en su obligación de proteger a los periodistas y de garantizar un ambiente seguro para el ejercicio de su labor. La facilidad con la que un sicario puede narrar sus crímenes y la falta de consecuencias que enfrenta son síntomas de un sistema de justicia roto.

El relato de Bart en la entrevista de Saskia Niño de Rivera es un botón de muestra del entorno de impunidad en el que vivimos. La falta de castigo para los perpetradores de violencia contra periodistas alimenta un ciclo vicioso donde la impunidad se convierte en la norma y no en la excepción. La vida humana ha perdido su valor, y los periodistas, que desempeñan un rol crucial en la sociedad al informar y denunciar, se encuentran en una situación de vulnerabilidad extrema.

Es crucial que la próxima administración asuma la responsabilidad de enfrentar este problema con la seriedad que merece. Necesitamos un sistema de justicia eficaz que no solo castigue a los culpables, sino que también proteja a los inocentes. La vida de los periodistas, y de todos los ciudadanos, debe ser valorada y protegida. La protección de los periodistas y la lucha contra la impunidad deben ser prioridades innegociables en la agenda nacional.

La entrevista al tristemente celebra Bart y la violencia sistemática contra periodistas en México son reflejos de una realidad que no podemos ignorar. La impunidad y la violencia son males que corroen nuestra sociedad, y es imperativo que tomemos medidas decididas para erradicarlos. Solo así podremos aspirar a un México más justo y seguro para todos.

Paul Ospital
Diputado local del PRI en la LX Legislatura y vocero nacional del PRI.

Paul Ospital

Diputado local por la LX Legislatura del Estado de Querétaro. Maestro en Gobierno y Políticas Públicas y licenciado en Ciencia Política y Administración Pública. Se ha desempeñado en diversos cargos dentro del Partido Revolucionario Institucional a nivel local y nacional. Ha participado en paneles de análisis y discusión en distintos medios de comunicación y actualmente participa en una veintena de medios como columnista y colaborador.


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