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Libia, de mal en peor

Por Eduardo Magaña - 03/08/2016

Las ideas expresadas en las columnas, así como en otros artículos de opinión, no necesariamente corresponden a la línea editorial de Códice Informativo, y solo son responsabilidad del autor.

De una dictadura cruel, a una guerra aún más desgarradora

 Libia, de mal en peor

Esta semana la empezamos con noticias de que Estados Unidos acaba de iniciar ataques aéreos a Libia; la BBC leía el lunes: “los Estados Unidos han llevado a cabo ataques aéreos contra posiciones del llamado Estado Islámico (IS) en Libia, a raíz de una solicitud hecha por el gobierno libio respaldado por la ONU, dice el Pentágono”.

Más adelante elaboraré un poco más sobre los diferentes gobiernos que hoy por hoy se enfrentan en una encarnizada batalla por el control de un país aún más desgarrado por la guerra, y la guerra intestina. Pero primero, un poco más sobre el país. Libia es un país situado en el norte de África, su nombre oficial hoy en día es Estado de Libia; tiene al Mar Mediterráneo al norte y comparte fronteras con Argelia, Chad, Egipto, Sudán y Túnez (en estricto orden alfabético).

La historia de Libia se remonta a miles de años, y culturas como los fenicios, cartagineses, griegos, romanos y árabes han conquistado lo que hoy es el territorio de esta nación; pero vamos al siglo XX, por cuestiones de espacio. Después de ser ocupado por los otomanos a quienes los italianos les quitan el control y luego a éstos los franceses, en 1951 se vuelve independiente con el rey Idris al-Sanusi.

Durante los años siguientes, contratos para exploración y explotación de los ricos recursos petroleros libios van a dar a manos americanas y francesas, hasta que en 1969, el Rey Idris es depuesto por un golpe militar encabezado por el Coronel Muammar Gaddafi, quien toma el poder con una idealista agenda panárabe e introduce el socialismo de estado mediante la nacionalización de la mayor parte de la actividad económica, incluyendo obviamente, la industria del petróleo.

El Coronel Gaddafi declara en 1973 una “revolución cultural” y para en 1977 una “revolución popular” cambiando el nombre de la República Árabe de Libia a Libia Jamahiriyah Árabe Popular y Socialista, lo que anuncia el comienzo del caos institucionalizado, el declive económico y la radicalización del régimen de Gaddafi, quien se considera fue responsable de ataques terroristas y del financiamiento de organizaciones extremistas hasta que en 2003 el Consejo de Seguridad de la ONU decide levantar las sanciones, y de nuevo vuelven al país las empresas americanas y francesas.

Esto hasta Febrero de 2011, que el pueblo libio, inspirado por las revueltas en otros países árabes, de la llamada Primavera Árabe, estallan en violentas protestas en Bengasi, desencadenarían en la caída de Gaddafi y su muerte en octubre de 2011. Sus hijos, principalmente el heredero aparente, Seif al Islam, con quien tuve la oportunidad de tener varias conversaciones telefónicas años antes, fueron arrestados, exiliados o asesinados.

El mundo esperaba – o así nos hicieron pensar – que finalmente llegaría la democracia y la paz. ¿Pero todo esto a qué ha llevado? El enviado de la ONU a Libia, Martin Kobler, dijo en marzo de este año que la situación en el país del norte de África va de “mal en peor” y advirtió de una expansión del Estado Islámico.

Kobler pidió que se le dé una mayor urgencia a la necesidad de establecer el gobierno de unidad recientemente anunciado, uno más de los varios intentos de establecer una autoridad que gobierne el país, que han cobrado más visas, incluso el asesinato en un acto terrorista del Embajador de Estados Unidos John Christopher Stevens en septiembre del 2012. Este último ha sido un constante dolor de cabeza para Hillary Clinton, quien era Secretaria de Estado de Estados Unidos en ese momento y ahora es la candidata republicana a la presidencia de nuestro vecino del norte.

Los Estados Unidos, Europa y las Naciones Unidas han puesto sus esperanzas para resolver el caos de Libia y bloquear el crecimiento del ISIS en Libia. Enormes obstáculos se interponen al gobierno de unidad que mencionaba hasta ahora, cuyo gabinete ni siquiera se encuentra en Libia sino en el vecino Túnez.

Facciones diferentes se disputan el control de otro país fragmentado además de Irak, Yemen y Siria por cálculos que no pudieron o quisieron hacer los estrategas extranjeros para llevar la democracia y a

Eduardo Magaña

Especialista y consultor en asuntos internacionales, Presidente de la Cámara de Negocios Kazajstán-México y Delegado de KFA en el país. Con experiencia de vida en 21 países de América, Europa, África, Asia y Oceanía, lugares en que ha mantenido los más altos contactos. Ha sido también colaborador de publicaciones en Forbes, NYT y Foreign Affairs.


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