Lecciones de El Padrino para el desencuentro Pancho-Gilberto
“Nunca dejes que nadie de fuera de la familia sepa lo que estás pensando”, le dijo Don Vito Corleone a un exacerbado Sonny cuando negociaban […]
“Nunca dejes que nadie de fuera de la familia sepa lo que estás pensando”, le dijo Don Vito Corleone a un exacerbado Sonny cuando negociaban la posible incursión de la familia en el negocio de las drogas. Varios años después, el mucho más mesurado Michael Corleone le repitió la dosis al también alebrestado Vincent Mancini.
Sonny y Vincent, padre e hijo por supuesto, eran por demás enjundiosos y eso, en política, no siempre está bien.
De eso adolece Francisco Domínguez. El gobernador del estado, cuyo carisma y energía sin duda lo han encumbrado hasta donde está, suele cometer el pecado político de decir lo que piensa en círculos donde no debiera, y provoca con ello el convertirse en un blanco fácil para quienes ejercen ahora de oposición.
Sobre Gilberto Herrera, el gobernador dijo lo que piensa. El rector de la Universidad Autónoma de Querétaro (UAQ), quien en una obra de El Padrino haría el papel de Fredo, volteó las baterías de su cruzada presupuestal hacia la autoridad estatal, curiosamente el orden de gobierno que sí le garantizó a la máxima casa de estudios un incremento en los recursos del 2016.
En campaña electoral, Pancho Domínguez comprometió un incremento del 10 por ciento a la UAQ para el presupuesto 2016, y ese es precisamente el incremento que propuso. 3.1 por ciento al gasto y 6.9 por ciento a infraestructura. Gilberto Herrera, en un desesperado intento por contrarrestar el lapidario recorte definido por la Federación, torció a conveniencia la historia y recriminó al gobierno del estado que el incremento propuesto solo sea del 3.1 por ciento, ninguneando el recurso que para infraestructura estará etiquetado.
Habría sido suficiente aclarar, tal vez sí de manera tajante, que el incremento es del 10 por ciento, y que el hecho de que la UAQ pretenda invertirlo todo en gasto corriente es otro tipo de discusión. Pero es que los desencuentros entre el gobierno del estado y Gilberto Herrera, ya tienen más de un capítulo, y al parecer colmaron la paciencia.
Es necesario recordar que Gilberto Herrera, y recalco su nombre porque se trata de un asunto más personal que institucional, sostiene un enfrentamiento jurado con Laura Leyva – nuevamente, la alusión personal es a propósito – que ha traído de arriba abajo a la UAQ y al STEUAQ en los últimos meses. Huelgas y connatos de huelga, despidos, y todo tipo de rompimientos han sido protagonistas desde hace un año en la universidad, y lejos están de cesar.
Herrera Ruiz, agotado por el pleito, solicitó apoyo en la Secretaría de Gobierno para solucionar las cosas. Allí, se le pidió que fuera paciente y no tomara más acciones en lo que la secretaría se acercaba con la contraparte para buscar un punto medio. Como la política no es algo que se le dé muy bien al rector, y esto es algo que sus propios colaboradores reconocen, saliendo de la reunión denunció formalmente a la líder sindical, lo cual por supuesto complicó cualquier viso de acuerdo. Después, despidió a Laura Leyva y llevó el tema hasta donde está hoy.
El complicar las negociaciones es algo que el gobierno del estado no le agradece al rector, pues el tema de la huelga del STEUAQ aún tiene muchas páginas por escribir y, más pronto que tarde, podría poner en jaque a la universidad. A pesar de ello, se garantizó cumplir el compromiso presupuestal con la UAQ, algo de lo que no pueden presumir otras áreas, como los órganos garantes de transparencia y de derechos humanos.
La amarga queja sobre el presupuesto estatal que hiciera en medios de comunicación Gilberto Herrera fue la gota que derramó el vaso, y Francisco Domínguez expresó públicamente lo que pensaba, sin medir las consecuencias que esto podría tener en la relación que guarda el gobierno del estado con la máxima casa de estudios.
La reflexión, finalmente, va en dos vertiente: por un lado, el tema del incremento comprometido para la UAQ, donde el rector Gilberto Herrera no las tiene todas consigo, pues el 10 por ciento ahí está; y por el otro, la afrenta que lanzó el gobernador del estado, y en la que, francamente, se equivocó.
Ya me había advertido un buen amigo, cuyo nombre no comparto porque si le preguntan, negará que lo dijo, que la discusión del presupuesto sería bastante álgida en este fin de año.
Habrá que esperar qué responde el rector de la UAQ en el marco del Consejo Universitario que se celebrará este jueves, pues está en su manos poner paños fríos al asunto y, como le recomendó el gobernador, sentarse a hacer política -consejo que debería seguir el propio Domínguez-, o desenvainar la espada y enfrentarse al novel gobierno.
“La sangre resulta muy costosa”, le dice Sollozo a Tom Hagen, cuando le pide mediar en el conflicto con la familia Corleone. Esperemos que el rector haya visto la película.