Las Bermudas: más allá del triángulo y los pantalones cortos

El 18 de julio el Progressive Labour Party (PLP, por sus siglas en inglés) o Partido Laboral Progresista ganó 24 de los 36 escaños del Parlamento de Bermudas. De esa manera, el joven E. David Burt, quien hasta el 18 de julio era líder de la oposición, se convirtió al día siguiente en el Premier más joven del pequeño archipiélago a sus 38 años (Premier, es el título que en algunos países, estados o gobiernos dependientes como el caso de Bermudas, utiliza el jefe de gobierno).

Tuve oportunidad de vivir en Bermudas unos meses, y conocer bien a David y a su equipo, entre ellos, mi amiga Liana Hall, su jefa de comunicaciones y quien, hará próximamente un documental sobre el mezcal en nuestro país, esto como una pequeña nota del soft power que tenemos como mexicanos hasta en Bermudas.

Como un pequeño paréntesis de mi colaboración, a diferencia de lo que todos pensamos, las Bermudas no están en el Caribe, están más cerca de Nueva York en los Estados Unidos que de cualquier isla del Caribe o la Florida; las Bermudas son uno de los territorios de mayor ingreso per cápita en el mundo (ingreso bajo, es cualquier cantidad a $87 mil USD por año) y son más primer mundo que muchos lugares del primer mundo, pero al mismo tiempo tiene los contrastes sociales y socioeconómicos del tercer mundo, hay dos Bermudas, la de los banqueros y millonarios y la de la gran mayoría de la isla; una de las razones del triunfo de David.

En Bermudas se repitió de una manera mezclada y ciertamente equilibrada, la experiencia de Estados Unidos, Francia y algunos otros lugares que han tenido elecciones recientemente. Un voto antisistémico (como en EEUU), eligiendo a un joven (como Macron en Francia), con una alianza ciudadana de izquierdas y derechas (posible escenario mexicano). En Bermudas el sistema, o el establishment invirtió todo su poder y dinero para mantener el gobierno, aún así lo perdió. David, su equipo y los ciudadanos de las Bermudas, en versión miniatura, demostraron que todo el dinero y todos los recursos pueden ser vencidos por la real voluntad del pueblo. Porque las Bermudas, más allá del famoso triángulo por el que todos las conocemos o los pantaloncillos cortos – sí, las bermudas, o bermuda shorts, son de ahí – con sus poco menos de 65 mil habitantes, son un tubo de ensayo donde se pueden realizar los más diversos experimentos sociales, económicos y políticos, y replicarlos a gran escala en cualquier parte del mundo.

Como ejemplo se me ocurren proyectos como los de la industria de seguros que tiene a su segundo mercado más importante en el mundo en Bermudas, sólo después de Londres. En Bermudas se instauró hace pocas semanas el uso de automóviles eléctricos para que los renten los turistas; en las Bermudas toda el agua que se consume, es obtenida del agua de la lluvia; en las Bermudas el hasta el 18 de julio Senador y Ministro de Seguridad Nacional, también amigo mío, Jeff Baron, logró implementar un programa de seguridad ideado en las mejores universidades de Estados Unidos, aprobado y apoyado por la ONU, llamado Focused Deterrence (Disuasión Focalizada) que ha sido estudiado por agencias internacionales por su éxito.

Finalmente, entre otros muchos que podría citar, en las Bermudas su Ministerio, logró tener al país de pie, al día siguiente del huracán Nicole, por lo cual la Agencia de Seguridad Nacional de Barack Obama y sus asesores especiales, fueron a las Bermudas para tratar de replicar sus programas y estrategias. ¿Y todo esto que tiene que ver con México? Pues volvemos a lo que he mencionado en otras colaboraciones, no importa qué país o territorio sea, tratemos de replicar para afuera o para adentro, las experiencias exitosas probadas y aprobadas.