La inclusión financiera de las Mipymes: Un llamado a la acción ante el cambio climático

Durante noviembre y diciembre se está celebrando en Dubai la 28ª Conferencia de las Partes de la Convención Marco sobre el Cambio Climático (COP28), en donde el tema central es la emergencia climática existente: las emisiones de CO₂ han aumentado de 29 mil millones de toneladas en 1995 a casi 41 mil millones en la actualidad. En el mismo periodo, el CO₂ atmosférico ha subido de 361 partes por millón a 419, y la temperatura de la tierra ha aumentado 1.2 °C con respecto al periodo preindustrial.

Como un preámbulo a la COP28, el papa Francisco, en la exhortación apostólica Laudate Deum, emitió una voz de alarma y convocó a la corresponsabilidad global ante la inminente emergencia del cambio climático. El Pontífice reconoce la falta de reacciones suficientes y enfatiza que el impacto del cambio climático afectará cada vez más las vidas de muchas personas.

Si bien, el cambio climático es una realidad universal que no discrimina en su alcance, sí es diferenciado en sus consecuencias, ya que afecta de manera desproporcionada a las poblaciones más vulnerables. Además, la exclusión financiera magnifica sus efectos, especialmente para los grupos marginados, las mujeres y las Mipymes.

De manera particular, las Mipymes se encuentran en una posición de mayor riesgo ante los desastres relacionados con el clima y la exclusión financiera, ya que la falta de acceso a servicios financieros, seguros y redes de seguridad social dificulta la pronta recuperación después de un desastre, como lo estamos viendo en Acapulco.

Asimismo, es fundamental reconocer que las Mipymes son actores imprescindibles para el desarrollo sostenible al adoptar mejores prácticas, utilizar tecnologías eficientes en el uso de la energía y promover fuentes de energía renovable. Sin embargo, es una realidad que para las Mipymes resulta muy complicado cumplir con estándares de sostenibilidad, ya que la mayoría operan en modo de supervivencia y su prioridad se encuentra en la rentabilidad en el corto plazo.

De tal forma, promover el espíritu empresarial verde requiere no solo de voluntad empresarial, sino también de recursos y apoyo gubernamental. El acceso a fuentes de financiamiento verde es esencial para que las Mipymes puedan adaptar sus operaciones al cambio climático; lo cual, debe ser alentado por políticas y regulaciones que proporcionen los incentivos correctos. Asimismo, es necesario complementar estas acciones con el desarrollo de habilidades y capacitación, con especial atención en las mujeres emprendedoras.

Finalmente, es importante tener presente que la creación de un entorno favorable para las Mipymes que adoptan prácticas sostenibles no solo las beneficia a ellas en lo individual, sino que también contribuye a la construcción de una economía global más sostenible y resistente al cambio climático.

Por: Dr. Felipe Abelardo Pérez Sosa
Profesor de la Escuela de Negocios del Tecnológico de Monterrey
Campus Querétaro