La Esperanza Cambia de Manos en Medio de la Tormenta
Xóchitl Gálvez arranco campaña en Fresnillo, como un símbolo de la esperanza que cambia de manos
A la sombra de una violencia desbordada y un manto de miedo que parece cubrir cada rincón de México, hoy arrancan las campañas federales más grandes de la historia, este primero de marzo es el inicio de lo que podría ser también el periodo electoral más sangriento en la historia democrática del país. La inaudita situación acontecida en Maravatío, Michoacán, donde los dos candidatos fueron asesinados el mismo día, los únicos dos contendientes muertos, es el botón de muestra de una crisis que rebasa los límites de lo político para instalarse en lo personal, en el miedo cotidiano de la gente, en el deseo de cambio.
Maravatío, Michoacán, se convierte en otro escenario de este macabro teatro, donde el crimen organizado no solo se ha entrometido en el financiamiento de campañas, sino que ahora impone candidatos a través del asesinato. La muerte de dos aspirantes a la misma presidencia municipal en un solo día es un hecho sin precedentes que debe sacudirnos a todos. Este no es un fenómeno aislado; es la expresión más brutal de una lucha por el poder local que ha dejado de lado cualquier pretensión de civilidad o
democracia.
Por otro lado, Fresnillo, Zacatecas, es la ciudad con la mayor percepción de inseguridad en el país, el 97% de las personas se sienten inseguras, según la encuesta nacional sobre seguridad. Fresnillo, es un espejo distorsionado de la realidad mexicana, donde el miedo se ha vuelto el pan de cada día. Uno se pregunta sobre esos 3 de cada 100 habitantes, que dicen sentirse seguros: ¿quiénes son? Probablemente aquellos que, lejos de ser víctimas, participan o se benefician del caos reinante, los malandros, los bandidos. En este escenario, la violencia no es solo un telón de fondo; es un actor principal que está redefiniendo el proceso electoral y, con él, el futuro del país.
Ante este panorama desalentador, Xóchitl Gálvez arranco campaña en Fresnillo, como un símbolo de la esperanza que cambia de manos. La esperanza de que, en medio de la desolación, existe una voz fuerte y dispuesta a luchar por un cambio real, por una estrategia de seguridad que no solo contemple la contención, sino la transformación de las condiciones que han permitido que la violencia florezca hasta desbordarse bajo los gobiernos de MORENA.
La situación en Fresnillo y Maravatío debe servirnos no solo como recordatorio de los desafíos que enfrenta México, sino también como llamado a la acción. No podemos permitir que la normalización de la violencia siga avanzando, que se convierta en un telón de fondo aceptado contra el cual se desarrolla la vida política y social del país. Es imperativo escandalizarse, indignarse y actuar. La indiferencia ante estos hechos solo beneficia a aquellos que, desde las sombras, buscan mantener el status quo de terror y control.
La campaña que inicia es, sin duda, la más grande de la historia de México, no solo en términos de la cantidad de cargos en disputa sino en la magnitud de los desafíos que enfrenta. La violencia del crimen organizado, lejos de ser un problema periférico, se ha instalado en el corazón mismo del proceso democrático, amenazando con desfigurarlo completamente.
Xóchitl representa esa posibilidad de cambio, la promesa de que aún es posible recuperar el país de las manos del miedo. Pero su figura también nos recuerda que este cambio no puede recaer en una sola persona, partido o movimiento. Es tarea de todos los mexicanos, desde cada rincón del país, exigir y trabajar por un México donde la seguridad, la justicia y la paz no sean solo aspiraciones, sino realidades tangibles.
Las elecciones de este año son una oportunidad crítica para demostrar que México está listo para ese cambio. No obstante, el éxito de este empeño no se medirá solo en las urnas, sino en la capacidad de transformar el miedo en esperanza, la violencia en diálogo y el silencio en acción. La esperanza ha cambiado de manos, y ahora nos toca a nosotros, con Fuerza y Corazón por México, llevarla adelante.
Ante el inicio de las campañas federales, no perdamos de vista que lo que está en juego va mucho más allá de los cargos públicos; se trata del alma misma de México. No normalicemos la tragedia que vivimos; escandalicémonos, sí, pero movilicémonos aún más. Solo así podremos aspirar a un país donde Fresnillo y Maravatío sean recordados no por la violencia que los marcó, sino por haber sido el punto de partida hacia la paz y la seguridad que todos los mexicanos merecen.
Paul Ospital
Diputado local por la LX Legislatura del Estado de Querétaro. Maestro en Gobierno y Políticas Públicas y licenciado en Ciencia Política y Administración Pública. Se ha desempeñado en diversos cargos dentro del Partido Revolucionario Institucional a nivel local y nacional. Ha participado en paneles de análisis y discusión en distintos medios de comunicación y actualmente participa en una veintena de medios como columnista y colaborador.