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Inminente romper paradigmas en la educación para un México competitivo

Por Expertos TEC - 07/09/2022

Las ideas expresadas en las columnas, así como en otros artículos de opinión, no necesariamente corresponden a la línea editorial de Códice Informativo, y solo son responsabilidad del autor.

La educación en nuestro país está estancada en un sistema que se desarrolló hace ya varias décadas, y no ha evolucionado al mismo ritmo que […]

 Inminente romper paradigmas en la educación para un México competitivo

Foto: Archivo

La educación en nuestro país está estancada en un sistema que se desarrolló hace ya varias décadas, y no ha evolucionado al mismo ritmo que el contexto actual. Son pocas las instituciones públicas y privadas, así como los maestros y maestras que se atreven a romper el paradigma que por tantos años nos ha guiado. Sin embargo, un cambio radical en el sistema educativo es inminente si queremos impulsar a nuestro querido México al desarrollo.

Necesitamos quien se atreva a plantear con firmeza una educación disruptiva, creativa e innovadora, e inclusiva.

Una educación disruptiva, aquella que hace borrón y cuenta nueva, que empieza desde cero tomando en cuenta las necesidades del contexto, que se preocupa más por preparar a los estudiantes para resolver problemas que aún no se conocen y utilizar tecnologías que todavía no existen; que por cubrir los “temarios” establecidos. Aquella que es capaz de interrumpir un programa por incentivar y dar continuidad a la curiosidad de las alumnas y alumnos por aprender y entender lo que está más allá de los libros; de construir una comunidad de aprendizaje donde el profesor es un miembro más del equipo y que se atreve a ser cuestionado, a expresar que no posee la última verdad y que esta será descubierta en conjunto.

Una educación creativa e innovadora. Aquella que tiene momentos mágicos y que sucede en una franca fusión con situaciones del entorno actual y cercano de los estudiantes. Que no tiene lugar ni tiempo pues traspasa las paredes de las aulas y la hora de la clase. Que continúa y encuentra sentido en las situaciones de la vida diaria de cada uno de las y los estudiantes, y cuyos recursos van más allá de un lápiz y una libreta, aunque no está peleada con ellos. Que usa la tecnología de una forma efectiva y con calidez, y es capaz de sumar todas las propuestas y puntos de vista para construir comunidad.

Una educación inclusiva, que transmita el mismo mensaje para niños y niñas, pero además que sea tan abierta y versátil que se dirija y abarque toda forma de aprendizaje, y que haga sentido de la misma manera para el niño que aprende haciendo y para la niña que aprende observando; para quien tiene una mente creativa como para aquel cuya mente se guía por la lógica. Que permita a cada uno expresar su saber cómo más le haga sentido y que evite la estandarización y promueva la expresión, la creatividad y la innovación.

Una educación así formará profesionistas disruptivos, creativos e innovadores e inclusivos que impacten su entorno. Este es un reto muy grande y necesita de valientes que se atrevan a poner en juego el status quo, su status quo, pues no resulta fácil remar contra corriente, contra aquellos que se sienten más seguros haciendo lo mismo que arriesgándose a cambiar, pues el cambio incomoda.

Necesitamos crear el ambiente correcto para que esto suceda, aquel en el cual los individuos y las instituciones valientes se sientan seguros de romper paradigmas, para probar cosas nuevas y buscar la educación que convierta a México en una nación competitiva.
Y usted, mi querido lector, ¿qué piensa?

Anel Torres Rodríguez, profesora de la Escuela de Humanidades y Educación del Tec de Monterrey Campus Querétaro.

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