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Feliz Mes del Amor… propio

Por Paulina Fol - 21/02/2023

Las ideas expresadas en las columnas, así como en otros artículos de opinión, no necesariamente corresponden a la línea editorial de Códice Informativo, y solo son responsabilidad del autor.

La noche del lunes 13 de febrero me encontraba buscando en las tiendas repletas de personas: chocolates, dulces, flores y corazones que le habían pedido […]

 Feliz Mes del Amor… propio

Foto: Archivo

La noche del lunes 13 de febrero me encontraba buscando en las tiendas repletas de personas: chocolates, dulces, flores y corazones que le habían pedido a mi hijo en el colegio para celebrar el tan famoso y nombrado Día del Amor y la Amistad o Día de San Valentín. No relato esto a manera de queja, sino como una reflexión. Tal vez la única queja podría ser el tiempo que me tomó encontrar una bolsa de panditas que la escuela solicitó para el intercambio del día siguiente, pues al parecer los panditas fueron la representación del amor en esta ocasión.

Soy una mamá que disfruta fomentar las tradiciones y costumbres en mi hijo, ya que realmente creo que las celebraciones se sienten y se ven de manera única y especial desde la mirada de un niño, por lo que no entraré en la polémica del consumismo innecesario y la mercadotecnia de dichas fechas. Esta vez me centraré en la importancia de recordarnos el motivo central de dicha celebración.

Más allá de que es un hecho que todos lo días debemos de demostrar amor y amistad a nuestros seres queridos, me gusta la idea que el amor tenga un día para ser homenajeado y en el que se resalte el sentimiento más importante que existe sobre la tierra. Y en este mes me gustaría destacar uno de los tipos de amor que, desde mi punto de vista, es la raíz del árbol y el punto de partida para cultivar sanamente nuestros demás vínculos afectivos: el amor propio.

Aristóteles ya decía en “Ética a Nicómaco” que uno debe quererse a sí mismo más que a ningún otro y que nosotros mismos somos los mejores amigos que podemos tener. Es tal la importancia del amor propio que, si no somos capaces de amarnos a nosotros mismos, es imposible que amemos sanamente a los demás.

Sin duda alguna, el amor por los demás y la empatía son de los valores más bellos y fundamentales que existen y que nos permiten comprender y compartir los sentimientos de los demás. Sin embargo, para que esto sea posible es necesario primero sabernos y reconocernos valiosos, pues no podemos dar al otro aquello que no nos damos a nosotros mismos.

En el libro “La rueda de la vida” Elisabeth Kübler-Ross señala que hemos de compartir con los demás la esencia de lo que es más valioso. Amar, compartir, hablar, enriquecer la vida de otras personas, acariciar y recibir caricia ¿Acaso hay otra cosa que esté a la altura de estos momentos? Esto es maravilloso, pero no seremos capaces de lograrlo si no ejercemos el amor hacia nosotros mismos.

Jorge Bucay señala: “Sabemos dónde está cada cosa y cada persona que queremos, pero muchas veces no sabemos dónde estamos nosotros. Nos hemos olvidado de nuestro lugar en el mundo. Podemos ubicar rápidamente el lugar de los demás, el lugar que los demás tienen en nuestra vida, y a veces hasta podemos definir el lugar que nosotros tenemos en la vida de otros, pero nos olvidamos cuál es el lugar que nosotros tenemos en nuestra propia vida”.

La mayoría de nosotros somos especialistas en hacer todo para que los demás se sientan bien. Cuidamos de nuestros seres queridos, los amamos, los besamos y abrazamos, nos preocupamos por ellos, los escuchamos y tratamos de comprenderlos, pero ¿qué estamos haciendo con nosotros? ¿de qué manera nos tratamos? Dejemos de ser tan duros y críticos con nosotros mismos, tomemos decisiones sin miedo a equivocarnos, sintámonos cómodos con quienes somos, hagamos las paces con nosotros, aceptemos nuestras cualidades y nuestros defectos, seamos nuestros propios amigos, compañeros y amantes. Amémonos de manera incondicional y solo entonces seremos capaces de crear vínculos de amor sanos hacia el exterior.

Paulina Fol

Licenciada en Contaduría por la Universidad Latinoamericana y egresada de estudios de Derecho del ITAM. Sin embargo, desde hace tres años me describo como una buscadora incansable de la paz interior y la salud mental, emocional y espiritual; a través de la formación y entrenamiento en estudios de Desarrollo Humano, Autoconocimiento, Mindfulness, Angeloterapia y diversas disciplinas relacionadas con el crecimiento personal.


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