Estados Unidos: ¿desuniendo el mundo?

El 4 de julio debería de ser un día de celebración. Celebración de los principios que han hecho de Estados Unidos de América, la nación más próspera y poderosa del mundo. Estos principios son: 1. Soberanía Popular, que es básicamente que el gobierno lo crea y controla el pueblo – un presidente que no gano mayoría de votos, no representa este principio (¡aguas México!). 2. Separación de Poderes, que como principal objetivo hace que un grupo no tenga todo el poder. Se separan los Poderes en Legislativo, Ejecutivo y Judicial.

El país campeón de la separación de poderes, no debe dejar que el presidente sobrepase su papel. 3. Revisión judicial; que permite que el Poder Judicial decida sobre los castigos que los funcionarios del gobierno merecen. Si el Presidente viola la ley, la revisión judicial permite que un tribunal decida qué consecuencias merece el presidente. Ningún funcionario gubernamental está por encima de la ley de los ciudadanos.

Se prenden las alarmas en nuestro vecino norteño, nosotros ni qué decir… 4. Gobierno Limitado: define cuánto poder el gobierno puede tener, que se decide sobre cuánto la gente les da. El presidente – vecino (obviamente) – es fan de los autócratas, elogia su manera de actuar y su personalidad. 5. Controles y Saldos, principio que fue diseñado para mantener una rama del gobierno de llegar a tener mucho poder. Si una rama o grupo tiene más poder que los otros grupos, los otros ayudan a disminuir los poderes de ese grupo, o se construyen para que estén en el mismo nivel.

Cuando el presidente empieza a usar sus poderes de veto para todas las decisiones que toma, aunque esta cumpliendo sus locas promesas de campaña, algo está mal. Cuando el hotel que el presidente abrió en la capital del país, se vuelve el lugar donde se hacen los deals económicos y políticos, hay un retroceso importante. 6. Federalismo es la idea de dividir el poder político entre un grupo grande y grupos más pequeños.

En Estados Unidos – también – hay gobiernos estatales y municipales, así como un gobierno nacional. Es gracias a este principio que las ciudades y estados que no han estado de acuerdo con la decisión del presidente Trump de salir de los Acuerdos de París, han tenido la fuerza de rechazar la decisión y actuar sobre este rechazo. El 1o de junio, Michael Bloomberg, ex-alcalde de Nueva York, y la 8a persona más rica del mundo declaro: “Los estadounidenses honrarán y cumplirán el Acuerdo de París al liderar desde abajo hacia arriba, y no hay nada que Washington pueda hacer para detenernos.

Estas acciones de su presidente, entre muchas otras como su pleito con los medios (saco que le queda a tantos de nuestros políticos), su desprecio a etnias, religiones y grupos sociales, y las políticas que ha adoptado a estos respectos, nos recuerdan cuán frágiles son estos principios y preceptos en nuestros días, y nos debería poner a pensar como ciudadanos del mundo primero que nada, pero sobre todo como mexicanos, cuál ha de ser nuestra reacción. Estados Unidos camina galopante para dejar de ser el líder del mundo democrático y libre.

Nuestros líderes, sobre todo quien gobierne desde el año que entra, deben tener cuidado y sobre todo un plan para compensar lo negativo que se nos pueda contagiar, y retomar el papel de líder que México tuvo en muchos temas durante décadas. Somos un país grande y rico, solamente mal administrado.

Cierto, Donald Trump representa a un porcentaje importante de americanos; cierto, en nuestro país, hay líderes que perjudican y también representan un número importante de mexicanos. Pero nunca olvidemos que el bienestar de la gran mayoría, la paz, la tolerancia y el largo plazo son prioridades de cualquier nación. Que con los festejos del 4 de julio, nuestros vecinos del norte se acuerden de ser líderes para bien, y retomen los principios fundadores de su país, para el bien del mundo. Y que nosotros reaccionemos.