El Silencio de las Obras: La Ausencia de Proyectos Federales en Querétaro durante el Gobierno de AMLO

El próximo lunes 22 de enero, el presidente Andrés Manuel López Obrador hará una visita al estado de Querétaro. Sin embargo, la relevancia de su conferencia mañanera, con el anuncio relevante que presumió hacer, se ve empañada por una realidad que salta a la vista: en cinco años del gobierno de AMLO, no existe una sola obra pública representativa del Gobierno Federal en Querétaro.

Este contraste con sus predecesores, Enrique Peña Nieto y Felipe Calderón, quienes impulsaron varias obras en Querétaro durante sus mandatos, plantea cuestionamientos acerca de la distribución equitativa de recursos y la voluntad de la federación para contribuir al desarrollo de la región.

Si nos remontamos a la gestión de Enrique Peña Nieto, encontramos un listado impresionante de proyectos que beneficiaron directamente a Querétaro. Desde la construcción del Hospital Regional del IMSS en El Marqués, el Macro libramiento Palmillas Apaseo, la modernización del Paseo de la Republica de Jurica-Santa Rosa, la modernización de la carretera a la sierra, el Centro Nacional de Tecnologías Aeronáuticas en Colón, la Clínica de Salud de Servicios Ampliados Amealco o el Campus Franco Mexicano Universidad Aeronáutica, fueron obras que hicieron que la presencia del Gobierno Federal en términos de inversión y desarrollo fuera innegable. Estas obras no solo mejoraron la infraestructura, sino que también generaron empleo y elevaron la calidad de vida de los habitantes de la región.

Felipe Calderón también formo parte de esta tendencia positiva al llevar a cabo proyectos como el Hospital General de San Juan del Río, el Acueducto 2 y el Hospital de Especialidades del ISSSTE. Estas iniciativas no solo fortalecieron la infraestructura de salud y servicios públicos, sino que también contribuyeron a consolidar a Querétaro como un punto estratégico en el mapa de desarrollo nacional.
Sin embargo, el panorama cambia drásticamente cuando se observa el periodo actual bajo la administración de Andrés Manuel López Obrador. La lista de obras federales en Querétaro es, sencillamente, inexistente. Esta ausencia de proyectos significativos plantea interrogantes sobre la voluntad real de la federación para colaborar en el progreso de la entidad. La carencia de iniciativas federales de envergadura deja a Querétaro en una posición desfavorecida en comparación con otras regiones del país que sí han experimentado un impulso significativo en infraestructura y desarrollo.

Además, el contraste entre las gestiones anteriores y la actual se hace más evidente al examinar los proyectos que actualmente esperan apoyo federal. El Paseo 5 de Febrero y el Acueducto 3 son dos iniciativas cruciales para el desarrollo de Querétaro, pero hasta ahora, la federación no ha mostrado la voluntad de aportar recursos. Estos proyectos no solo van a mejorar la movilidad y la distribución de agua en la entidad, sino que también tendrían un impacto directo en la calidad de vida de sus habitantes.

El Gobierno del Estado ha realizado gestiones constantes para obtener el respaldo necesario, pero la falta de respuesta oportuna por parte del Gobierno Federal genera un ambiente de incertidumbre y desconfianza en la población queretana. ¿Por qué Querétaro, que ha demostrado ser un motor de desarrollo en el pasado, ahora enfrenta una carencia tan evidente de apoyo federal?

La respuesta a la pregunta de por qué Querétaro se encuentra en un estado de abandono durante la administración actual encuentra su explicación en la priorización y enfoque ideológico de la gestión de Andrés Manuel López Obrador. Para nada se trata de su llamada austeridad republicana, no es un asunto de disciplina financiera, la realidad revela un sesgo ideológico que coloca a Querétaro en el rincón del desdén.

El mantra de la austeridad es utilizado como justificación para la ausencia de inversiones en infraestructura y desarrollo en Querétaro, pero es fundamental recordar que esta austeridad no debería traducirse en un abandono total de la responsabilidad gubernamental. El desdén por la inversión en proyectos que beneficiarían directamente a la población queretana muestra una negligencia que va más allá de la simple austeridad fiscal. Pues mientras aquí la federación no invierte un solo peso, derrocha a manos llenas en las obras faraónicas del Presidente.
Así pues, la anunciada visita de López Obrador a Querétaro el próximo lunes debería ser una oportunidad para reflexionar sobre la estrategia del presidente, que ha dejado al estado sumido en la oscuridad del olvido.

Al comparar las acciones de esta administración con las de sus predecesores, la conclusión es ineludible: el desarrollo de Querétaro ha sido deliberadamente postergado. El próximo lunes el presidente tiene la oportunidad de cambiar este rumbo y demostrar que su gobierno no está guiado por prejuicios ideológicos, sino por el bienestar de todos los mexicanos, independientemente de la afiliación partidista de sus gobernantes locales.