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El 2 de octubre Colombia votó NO a la paz

Por Eduardo Magaña - 05/10/2016

Las ideas expresadas en las columnas, así como en otros artículos de opinión, no necesariamente corresponden a la línea editorial de Códice Informativo, y solo son responsabilidad del autor.

La paz siempre es mejor que otras opciones

 El 2 de octubre Colombia votó NO a la paz

El Plebiscito sobre los Acuerdos de Paz de Colombia del pasado domingo fue el mecanismo de consulta por medio de un voto abierto al público colombiano para que éste expresara su aprobación o rechazo los acuerdos entre el gobierno de Colombia y la guerrilla de las FARC o Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia, principal grupo guerrillero de aquel país sudamericano.

Acuerdos llenos de controversias, especialmente por el trato ‘preferencial que se les daba a los criminales’ como decían los que apoyaban el NO, pero que refrendaba la paz después de una guerra que llevaba más años que la vida de la mayoría de la población colombiana.

Para que el acuerdo tuviera validez, el SI tenía que contar con al menos la participación del 13% del censo electoral y superar en número de votos al NO. El conflicto fue largo y costoso, habiendo comenzado en 1964 era la más larga insurgencia armada de que se tiene memoria en el hemisferio occidental.

Insurgencia que operó ataques a la infraestructura y el transporte, donde hubo además secuestros, cobros de piso y eventos que contribuyeron a una sensación general de inseguridad en el país. En 2002, los colombianos eligieron presidente Álvaro Uribe Vélez, quien se comprometió a adoptar una línea dura contra las FARC y las debilitó de manera significativa por medio de acción militar sostenida por los militares colombianos.

Cuando el presidente Juan Manuel Santos asumió el cargo en 2010, la población se dividía entre el deseo de paz y el deseo de derrotar a las FARC militarmente, situación que el domingo nos dimos cuenta que sigue separando al país en 2 polos. El acuerdo era ambicioso; aunque los detalles del acuerdo no eran del todo conocidos, los acuerdos tentativos tenían cinco puntos clave de la negociación: desarrollo rural, participación política de las FARC, eliminación de las drogas ilícitas y la reintegración de los combatientes a la sociedad.

Sin embargo, Colombia no encontró la manera de abordar los derechos y necesidades de las víctimas del conflicto, lo que resultó ser una parte clave para la derrota del SI. El resultado fue una victoria del NO por un estrechísimo margen. ‘Prefiero un acuerdo imperfecto que salve vidas a una guerra perfecta que siga sembrando muerte’ había declarado el Presidente colombiano Juan Manuel Santos antes de firmar la paz el pasado 26 de septiembre, entre el Gobierno de Colombia y las FARC.

Firma que fue la culminación de un histórico proceso, después de cuatro años de negociaciones en La Habana para poner fin a un conflicto de 52 años. Un conflicto que costó más de 200 mil vidas y arriba de 6.9 millones de colombianos desplazados. Los firmantes fueron el Presidente Juan Manuel Santos Calderón y Rodrigo Londoño Echeverri, conocido bajo los alias de Timoleón Jiménez o Timochenko – jefe máximo de las FARC. Habían firmado el documento en un emotivo evento en Cartagena de Indias con un ‘balígrafo’, un símbolo del proceso de paz: una bala convertida en bolígrafo, con el cual esperaban dar fin al conflicto.

El SI de la campaña contó con el apoyo no sólo del Presidente Santos, sino de una amplia gama de la clase política, tanto de Colombia como en del extranjero, entre ellos el Secretario General de la ONU, Ban Ki-Moon. Nuestro Presidente, Enrique Peña Nieto, asistió a la histórica firma además de otros Jefes de Estado de la región y el mundo.

Pero también hubo una campaña vocal para el voto del NO, dirigida por el expresidente de Colombia, Álvaro Uribe. Las encuestas realizadas antes de la votación del domingo sugerían una cómoda victoria para la campaña SI. En un resultado sorpresa, el 50.2 por ciento de los votantes rechazó el acuerdo, contra el 49.8 por ciento que votó por el SI. La diferencia fue de 60 mil votos de un total de casi 13 millones.

La participación fue baja, con menos de 38 por ciento de los votantes que podían participar. Algo salió muy mal, nadie en su ‘sano’ juicio esperaba el resultado. ¿Qué sigue? Sólo el tiempo lo dirá, personalmente siempre he pensado que la paz es mucho mejor alternativa que cualquier otra vía.

Eduardo Magaña

Especialista y consultor en asuntos internacionales, Presidente de la Cámara de Negocios Kazajstán-México y Delegado de KFA en el país. Con experiencia de vida en 21 países de América, Europa, África, Asia y Oceanía, lugares en que ha mantenido los más altos contactos. Ha sido también colaborador de publicaciones en Forbes, NYT y Foreign Affairs.


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