Candigato Morris

A Rebeca, por su amor a los gatos y sus agudos comentarios políticos. 

En Xalapa existe un gato, blanco con negro, colilargo como todos los de su especie, y como todos los felinos, es jugetón y duerme mucho. Pero a diferencia de otros maullantes, tiene procupaciones políticas y ha decidido entrar en la contienda electoral.

En internet ha crecido su fama, se cuentan en miles sus amigos en facebook, hacen memes con su fotografía y ya se venden playeras y calcomanías con su peluda efigie. Políticos y funcionarios electorales se han pronunciado sobre su candidatura, e incluso otros miembros del reino animal, perros, ratas y burros, se han inspirado en sus acciones y buscan adeptos en las lides comiciales.

Para algunos, este fenómeno llama al voto nulo, al absoluto desencanto respecto de los partidos y las elecciones. Claman en contra de la absurda idea de postular a un minino (del que ni siquiera se conoce si está vacunado) y se preguntan a quién beneficia o perjudica tan bigotona candidatura.

Otros lo ven como justa recriminación contra la clase política, la expresión bufonesca (por cómica a la vez que ácida) que pone a todos en su lugar, y que además permite dar rienda suelta a la creatividad informática.

Humildemente, creo que el maullido político que Morris ha lanzado se compone de la proverbial habilidad del mexicano de tornar risa lo serio, como la política. También significa el desaliento de algunos con candidatos y promesas. Pero no lo juzgo negativo, sino una expresión válida en un país democrático, una vinculación con lo político con espíritu de jolgorio.

Dudo sinceramente que el felino postulante haga ganar o perder a ningún candidato humano. Creo que incluso servirá para acercar a más de un ciudadano a los problemas de su comunidad, y lo impulsará a conocer las propuestas de los diversos contendientes.

En todo caso, un sonoro MIAUUU y unas croquetas para Morris, el candigato.