C.C.P. Ricardo Anaya Cortés, excandidato presidencial
La falta de liderazgos en el PAN que puedan trascender en el escenario nacional ha generado un vació que afecta las posibilidades del PAN de retomar una ruta de triunfo o incluso de una oposición bien argumentada, inteligente y con propósito
El excandidato presidencial del Frente por México, Ricardo Anaya, quedó exonerado del cargo de delito de lavado de dinero, el cual le fue imputado durante la campaña de 2018, situación que algunos suponen, como Diego Fernández de Cevallos, fue el factor que le costó el triunfo en el reciente proceso electoral.
Recientemente se ha especulado si Anaya regresará a la política pronto y me parece que la repuesta es ‘sí’, que las circunstancias han facilitado esa posibilidad, pero habrá grandes piedras en el camino.
La derrota que sufrió Ricardo Anaya en la elección presidencial fue brutal. Para el ex líder panista había muchos escenarios, no todo era ganar o perder. Si ganaba, pues simplemente se lograba la meta, pero si perdía había muchos tonos de gris entre el blanco y el negro.
No era lo mismo perder por un cinco por ciento que por un treinta. Lo anterior sería sin duda la razón por la que el panista nunca dejó de pelear por votos, ni siquiera cuando supo con certeza que sería imposible ganar la elección, lo que habría sucedido después del segundo debate.
De perder por poco, había argumentos incluso para intentar reelegirse como presidente del PAN y generar una percepción, de que aún perdiendo había triunfado, dadas las circunstancias y la impresionante fuerza de su rival.
El desgaste de Anaya al interior del PAN para lograr la candidatura fue fuerte. Algunos de los factores para la afirmación anterior fueron los enfrentamientos con el expresidente Calderón, Margarita Zavala, Rafael Moreno Valle y otros pesos pesados, además de la percepción entre los militantes azules de que había utilizado al partido con el sólo propósito de auto designarse como candidato, lo que siguió dañando la imagen de un partido cuya democracia interna se desvanecía cada vez más.
Dada esta situación, se vaticinó que el futuro de Anaya en la política era sombrío y su regreso incierto, esto por la forma de haber conseguido la candidatura, la derrota misma y el daño que, se dice, le hizo a su partido, al cual, según sus críticos, lo debilitó tanto que lo dejó en una de sus peores crisis en su historia.
Sin embargo, su ausencia ha pesado tanto como en su momento pesó su presencia. La falta de liderazgos en el PAN que puedan trascender en el escenario nacional, marcada por el desafortunado accidente aéreo que le costó la vida a Rafael Moreno Valle, ha generado un vació que afecta las posibilidades del PAN de retomar una ruta de triunfo o incluso de una oposición bien argumentada, inteligente y con propósito.
Si se toma como referencia el perfil de su dirigente actual y a su vez a éste como la vara que mide a los demás, podríamos decir que la caballada está famélica, con excepción quizá de Javier Corral y algún otro gobernador que pudiera asomar de repente la cabeza con ciertos destellos de lucidez.
El probable regreso de Anaya a la política nacional, con la mira en el 2021, podría verse lleno de obstáculos, los más difíciles al interior de su partido. Habrá presiones hacia el CEN panista para que no le abran espacio a Ricardo Anaya en ninguna de las dos alternativas que tendría, una diputación federal, donde sería el perfil para liderar, o la candidatura a gobernador en su estado.
Si sus enemigos toman el control de la dirigencia nacional, su regreso podría retrasarse por lo menos tres años más.
Para Ricardo Anaya serán momentos críticos en la planeación de su regreso, donde irá midiendo con toda cautela cada movimiento, desde una posición que no le es habitual, ejecutar al margen del poder, sin embargo su presencia podría llenar las ausencias.
Arturo Maximiliano García
Orgullosamente queretano. Apasionado de la política, la economía, las leyes y los medios. Barcelona , PUMAS, Steelers, USC y Yankees mis equipos.