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Norma Piña quiso hacer política y perdió

Por Staff Códice Informativo - 03/09/2024

Estamos viendo, en primera fila, la confrontación descarnada entre los tres Poderes de la Unión; el desarrollo y el resultado de este enfrentamiento será materia de análisis político, jurídico e incluso sociológico

 Norma Piña quiso hacer política y perdió

Lo que se atestigua en estos días, motivado por reforma al Poder Judicial, es histórico. Estamos viendo, en primera fila, la confrontación descarnada entre los tres Poderes de la Unión; el desarrollo y el resultado de este enfrentamiento será materia de análisis político, jurídico e incluso sociológico.

Como en cualquier batalla, hemos observado estrategias, embestidas, derrotas y retiradas. Hasta el momento, uno de los bandos luce más poderoso, y es que dos poderes, el Ejecutivo y el Legislativo, tienen más experiencia en batallas políticas, que es a donde se ha llevado la discusión de la Reforma, y en dónde hay más posibilidad de que el Poder Judicial pierda.

Pero en este escenario hay culpables. La ministra Norma Piña y un importante número de magistrados que integran la Suprema Corte de Justicia de la Nación quisieron hacer política contra Andrés Manuel López Obrador.

El tabasqueño podrá tener muchas debilidades, pero sus habilidades políticas y su desempeño en la arena pública no son parte de ellas. AMLO tiene amplia experiencia en el debate, en la movilización social, en el discurso político y lo ha demostrado en contra de los mejores: solo basta recordar la acalorada discusión que sostuvo en contra de Diego Fernández de Cevallos, uno de los mejores oradores que haya dado este país.

Aun así, los ministros creyeron que tendrían oportunidad. Desde aquel 5 de febrero en que la ministra Piña no se levantó ante la presencia de López Obrador, se declaró, de manera tácita, la guerra entre el Poder Judicial y el Ejecutivo. La audacia de este movimiento radicó, hasta el 2 de junio, en la certeza de que Morena, el partido del presidente, no contaba con la mayoría necesaria para llevar a cabo cambios profundos en la Constitución y que podría perder en las próximas elecciones.

Pero el tiempo no se detiene, y en las elecciones del 2024, desde la temporada de campañas, tuvo AMLO el pretexto perfecto para bombardear, día con día, en sus mañaneras, la credibilidad del Poder Judicial. No es que sean inocentes del todo, los mismos magistrados y jueces han dado material infinito para las embestidas desde el Ejecutivo. Por ejemplo, la dilación para resolver el pago de impuestos por parte de Ricardo Salinas Pliego, con la esperanza de que el nuevo gobierno federal tuviera una postura más amable (y favorable) con el multimillonario.

Pero no fue el único error, la reunión de la presidenta de la SCJN con Alito Moreno, en la casa de otro magistrado, durante el periodo de campañas, también fue artillería para López Obrador. De nueva cuenta, el descrédito al Poder Judicial en la imagen de su máxima exponente, la ministra Piña. Si alguien tiene dudas de la habilidad política de AMLO, solo es necesario ver los resultados electorales.

Las estrategias que ha seguido el Poder Judicial en el periodo postelectoral debieron tomarse antes. Buscar el diálogo antes que la confrontación. Porque la puerta que está a punto de abrir López Obrador es una que puede soltar demonios para los que no está lista nuestra débil democracia.

Por supuesto que ahora eso no le preocupa al presidente, porque tiene la sartén por el mango, pero si en el futuro llegara una fuerza política distinta, que concentrara la misma o más cantidad de poder que actualmente ostenta Morena, las cosas ya no van a ser tan buenas para la Cuarta Transformación, que seguirá en las manos de la presidenta electa Claudia Sheinbaum.

¿Qué pasaría si llega un Bolsonaro a gobernar el país? Las ideologías totalitarias en verdad son un peligro. Y se ha decidido caminar por esa senda debido a un enfrentamiento de poderes como no se tenía memoria en nuestro país.

Por lo pronto, el Poder Judicial y sus simpatizantes han decidido salir a las calles, ante el nulo poder de las embestidas jurídicas. Y es que el fin de semana un par de jueces intentaron, de manera burda y desesperada, frenar la discusión de la reforma mediante suspensiones. Una estrategia tan endeble que se ha caído sola.

Este martes, con un bloqueo en la Cámara de Diputados, el Poder Judicial inicia una batalla en un terreno que tampoco es experto: el de la movilización social. Aunque es un escenario muy lejano, habría que preguntarse qué pasaría en caso de que los simpatizantes del presidente salgan a defender su tan ansiada reforma.

Estamos en la antesala de lo que podría escalar a un conflicto social… y todo porque alguien quiso hacer política, cuando su función era hacer respetar la Ley en el país.


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