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La bendita voluntad

Por Staff Códice Informativo - 26/02/2025

En el conflicto de huelga del sindicato de trabajadores de Cadereyta, que mantiene sin servicios básicos a la población de este municipio, hay, por decir lo menos, falta de voluntad para resolver el conflicto, aunque en el discurso se diga lo contrario

 La bendita voluntad

En el conflicto de huelga del sindicato de trabajadores de Cadereyta, que mantiene sin servicios básicos a la población de este municipio, hay, por decir lo menos, falta de voluntad para resolver el conflicto, aunque en el discurso se diga lo contrario.

El sindicato se fue a huelga por una deuda millonaria que se vino acumulando por varias administraciones sin que se le diera solución; situación que, efectivamente, no es culpa del actual gobierno, pero que sí es su responsabilidad atender.

Lamentablemente, desde la administración municipal de Cadereyta no se hizo lo necesario para evitar el conflicto, sobre todo, con la alcaldesa Astrid Ortega poniendo en entredicho las motivaciones de los sindicalistas para irse a huelga, como quedó constancia en un video subido a su cuenta de Facebook el 12 de febrero: “No quisiéramos pensar que hay algo más detrás de todo esto, que hay alguien detrás de lo que está sucediendo, que hay manos azules moviendo los hilos de esta huelga”, con estas declaraciones, la alcaldesa intentó deslegitimar el emplazamiento a huelga que estaba pactado para el 14 de febrero. Es, por decir lo menos, intentar apagar el fuego con gasolina.

https://www.facebook.com/watch/?v=3796357260510486

Más aún, cabría preguntarse: ¿la alcaldesa ejerció violencia política en razón de género al despojar de voluntad a las lideresas sindicales, quienes, desde su visión, estarían obedeciendo a “manos azules” para estallar la huelga? Cabe recordar que la alcaldesa denunció violencia política en razón de género por parte del periodista Carlos Vinicio Arredondo, quien en un tuit la llamó “pupila” de Gilberto Herrera. Y es que Ortega aseguro que cuando la llamaron pupila “lo que quiso decir es que yo, por ser mujer y por ser jóven tengo un tutor que toma decisiones por mí. Que soy menor y que no tengo la capacidad de tomar decisiones por mi misma y por tanto, de gobernar mi municipio”. Escribió en redes sociales.

Si para Astrid Ortega esto es violencia de género, qué será entonces insinuar que las lideresas son “marionetas” cuyo hilos mueven “manos azules”. ¿Que no pueden tomar decisiones por ellas mismas? Sobre todo, cuando la estabilidad laboral ha sido un baluarte en el estado, por lo que suponer que el PAN estaba detrás de la huelga solo refleja, de quien lo afirma, la incapacidad para hacer frente a un problema que demerita no solo al municipio sino a la entidad en lo general.

Lo más curioso es que, después de estas declaraciones, la alcaldesa pidió ayuda a los propios “azules”, pues solicitó de manera formal al gobernador Mauricio Kuri su apoyo, en términos económicos, para levantar el paro.

Y la respuesta llegó por parte del mandatario conminando al diálogo, con la titular de la Secretaría del Trabajo como mediadora. Propuesta que la alcaldesa no aceptó, aduciendo que el diálogo ya se estaba haciendo en el Tribunal de Conciliación y Arbitraje, además de que no se había aceptado hacer las negociaciones de manera abierta, o que al menos se transmitiera vía redes sociales, para que no hubiera nada en “lo oscurito”.

Así, la huelga continúa y los afectados siguen siendo los habitantes de Cadereyta, que ya casi cumplen 15 días viendo cómo sus necesidades son arrastradas en la vorágine de las diferencias políticas. Este miércoles, el gobernador enfatizó que para solucionar el conflicto hace falta voluntad. Sin embargo, a veces, lo más escaso en la política es eso, la bendita voluntad.


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