Extradición masiva de narcos, ¿una carta para negociar… qué?

La extradición de 29 narcos de gran calado hacia Estados Unidos por parte de la administración que encabeza la presidenta Claudia Sheinbaum se suscita en una coyuntura que genera cuestionamientos sobre las motivaciones de dicho movimiento.

El traslado de estos delincuentes podría ser interpretado como un movimiento a fin de agradar a las autoridades norteamericanas, ante la inminente imposición de aranceles a los productos mexicanos que entraría en vigor el próximo 4 de marzo, después de ser aplazada por 30 días por la administración de Trump.

Y es que uno de los principales argumentos para la imposición arancelaria son las acusaciones en contra de México de ser la puerta de entrada para distintas drogas, especialmente el fentanilo, a la Unión Americana, sin que, de acuerdo con Trump, México haga lo necesario para evitar esta situación.

Pero esto solo es una hipótesis. La segunda es que la entrega de estos narcotraficantes podría ser moneda de cambio para que el gobierno de Estados Unidos acepte extraditar a “El Mayo” Zambada, petición que ya se ha hecho hasta en cuatro ocasiones, como reconoció el propio Gertz Manero, fiscal general de la República.

Durante todo el sexenio de AMLO, y lo que va del de Sheinbaum, han existido acusaciones de que los gobiernos de Morena han favorecido al Cártel del Golfo (CDG) por la existencia de presuntos pactos entre esta fuerza política y la organización criminal. Más aún, la captura de “El Mayo” se habría dado durante la convocatoria a una presunta reunión donde Rubén Rocha Moya, gobernador morenista de Sinaloa, fungiría como mediador.

Esto disparó las especulaciones sobre los posibles acuerdos de Morena con el CDG. Las voces más aventuradas han señalado que “El Mayo” podría estar chantajeando al gobierno mexicano con la revelación de estos acuerdos si no se logra su extradición, razón por la cual la Fiscalía estaría tan interesada en lograr su regreso a territorio mexicano.

Sea como sea, la extradición masiva que se realizó este jueves podría ser la antesala de un cambio en la política de combate al narcotráfico y la cooperación con las autoridades estadounidenses. Este movimiento no sería un evento único, sino que podría convertirse en una constante mientras dure el mandato de Donald Trump, cuyo gobierno y su credibilidad estarán cimentados en la lucha contra los cárteles de la droga y los logros que alcance en la materia.