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El difícil oficio de profetizar

Por Staff Códice Informativo - 10/06/2024

A nivel nacional y local, periodistas, líderes de partidos políticos, encuestadoras y otros tantos personajes dibujaron una realidad en la que la candidata de oposición tenía posibilidades

 El difícil oficio de profetizar

No es que no haya ocurrido antes, pero la pasada elección es el caso más reciente con el que se puede ejemplificar el terrible choque entre los deseos (que no análisis y menos estadística) y la realidad.

A nivel nacional y local, periodistas, líderes de partidos políticos, encuestadoras y otros tantos personajes dibujaron una realidad en la que la candidata de oposición tenía posibilidades, en incluso era puntera, rumbo a la presidencia de la república.

Nada más alejado de los hechos: los resultados finales de la elección confirmaron una ventaja superior a los 30 puntos porcentuales de Claudia Sheinbaum sobre Xóchitl Gálvez. Lo que escuchábamos o leíamos en diversas plataformas, entonces, no era análisis, sino propaganda.

No hace falta poner nombres, durante toda la campaña allí estuvieron las columnas, las encuestas, las mesas de “análisis” en televisión y radio, donde se construyó una narrativa en la que Gálvez era competitiva; tanta era la convicción que incluso Xóchitl tuvo la osadía de declararse ganadora a los pocos minutos de cerrar la última casilla.

Los resultados, sin embargo, han puesto a cada quien en su lugar, aunque las consecuencias de sus actos aún no los alcanzasen. No son voces nuevas, son las mismas que en años anteriores ya habían errado en sus prospectivas, porque sus juicios no se basan en los datos, sino en sus más delirantes elucubraciones.

Pero así no se construye la realidad. El mantra de Goebbels, de repetir una mentira hasta que esta se convierta en verdad, ya no es verosímil. Eso no lo comprenden los “analistas” de la vieja escuela, no entienden que el viejo modelo de comunicación, donde la unilateralidad de los mensajes era dogma, está muerto; la audiencia-recipiente ya solo es un mito en los campos de la comunicación moderna.

Una mención especial merecen las encuestas: han agraviado tanto a la estadística, que cada vez se alejan más de ser una herramienta científica para convertirse en una estrategia de mercadotecnia. Hay varias que fallaron de manera descarada y que merecen ser sancionadas. Si no por una autoridad, sí por la audiencia y por las compañías que difundieron sus “estudios”.

No hay oficio más complicado que el de predecir el futuro, sobre todo, cuando lo que se trata es de adelantarse al comportamiento de una realidad que no es estática; pero el movimiento no es sinónimo de caos, y las lecturas erróneas fueron deliberadas.

En el análisis hay un margen para la equivocación, siempre y cuando esta no comprometa la credibilidad. Y hoy, la credibilidad de muchos sí está, evidentemente, comprometida.


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