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El abismo al que se acerca el PRI de Querétaro

Por Staff Códice Informativo - 30/01/2018

La imposición de Ernesto Luque Hudson será la gota que derrame el vaso de la perdición tricolor en la entidad

 El abismo al que se acerca el PRI de Querétaro

Foto: @ErnestoLuqueH

Si los priistas queretanos creían que la derrota electoral del 2015 fue terrible, que esperen al 1 de julio de 2018. Y es que los esfuerzos institucionales del tricolor en este proceso de precandidaturas están llevando al partido directo al abismo. 

La última ruptura del PRI en Querétaro puede que sea definitiva y definitoria para el futuro electoral, que no es ni mucho menos alentador. Y es que una cosa era la irrupción del nombre de José Calzada, el más competitivo electoralmente de los priistas queretanos, entre los aspirantes a la candidatura al Senado de la República, y otra muy distinta es la de Ernesto Luque Hudson, quien llegó de última hora a la rifa y todo parece indicar que será el ganador.

Para Braulio Guerra Urbiola y Hugo Cabrera Ruiz, que Calzada Rovirosa fuera el elegido en función de su poderío electoral habría sido un balde de agua fría pero con sentido. Sin embargo, cuando el exgobernador declinó la oportunidad pues se le quería poner en el segundo lugar de la fórmula para asegurar su participación total (pues solo llegaría al Senado si el PRI gana la elección), todo parecía indicar que sería uno de los dos, los que más la han trabajado, el elegids para acompañar en fórmula a Ana Bertha Silva Solórzano, la única mujer registrada para dicho cargo.

Como paréntesis, la inscripción de Jesús Rodríguez parecía ser una más de sus tretas políticas, esas con las que ha logrado mantenerse vigente a pesar de que sus mejores tiempos pasaron hace ya prácticamente 20 años. Él, a diferencia de los neopriistas que desde el calzadismo ocuparon los espacios de toma de decisión, entiende muy bien el funcionamiento interno del partido y ha logrado mantener cohesionadas a sus bases de apoyo, a pesar de que a él se le ha relegado en los últimos tiempos.

Lo que nadie esperaba es que el nombre de Ernesto Luque fuera a surgir como “el bueno”. Son bien conocidas sus relaciones de alto nivel con el priismo nacional, pero un priismo local sano habría sabido negociar su colocación en un espacio menos tóxico, sobre todo si se consideran las implicaciones que tiene el Senado de la República como antesala a la gubernatura del estado. Un PRI tan resquebrajado difícilmente podrá soportar una imposición tan desfachatada.

El PRI no está considerando que Morena le pisa los talones en la búsqueda de la tan famosa y ansiada segunda minoría, ese candidato perdedor que de todas formas recibe su silla, como le pasó en su momento a José Calzada. Ya en las últimas dos elecciones al Senado de la República la izquierda queretana, comandada entonces por el PRD, había estado cerca del segundo lugar. Ahora, según algunas encuestas, el poderío electoral de un Morena puntero a nivel federal con Andrés Manuel López Obrador ya lo pone en empate técnico con el PRI. Si la jugada es poner a Luque en el Senado a toda costa para asegurarle la candidatura al gobierno del estado el día de mañana, estamos hablando de una apuesta bastante arriesgada, porque en una de esas no llega ni perdiendo.

Lo que habrá que esperar, y no es poca cosa, es si se registra una desbandada tricolor en Querétaro. Ya lo advirtió Jesús Rodríguez, que de no ser nominado, y tenga usted por seguro que no lo habría sido aún sin la irrupción de Luque Hudson, formará una corriente política con la que buscará la gubernatura de Querétaro en 2021. Morena, que ya demostró en otros estados del país lo abierto que está a captar lo que dejan ir otros partidos, no dudará en seducirlo a él y su grupo, y al de todos los inconformes con las directrices actuales, que ya se cuentan por decenas. Si López Obrador gana la Presidencia de la República, una posibilidad real a estas alturas, muchos de esos inconformes se verán más que tentados por mudar sus estructuras al que se convertiría en el partido hegemónico a nivel nacional.

Dos cosas parecen seguras en este momento. El PRI luchará este 1 de julio por mantener el segundo lugar electoral ante un Morena que lo acecha, con lo que prácticamente podemos asegurar que el PAN volverá a ganar, como lo ha hecho desde el 2000. El problema ahí es a quién ponen ellos, una historia muy novelesca también. Lo otro seguro es que la figura de José Calzada, alguna vez inmaculada, se desvanecerá de la escena política antes de que termine este año. El priismo lo necesita. Como nuestro articulista Andrés González aseguró, se aproxima la caída del gigante con pies de sal.


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