Crimen organizado: sombra de lo posible en el Corregidora
Las versiones señalan que el enfrentamiento habría sido entre dos fracciones antagonistas del crimen organizado que se camuflaron al interior de las barras
Una sombra mucho mayor a la simple barbarie del fanatismo futbolístico se cierne sobre los hechos ocurridos la tarde del sábado en el estadio Corregidora, donde decenas de jóvenes fueron golpeados y vejados por sujetos enardecidos hasta dejarlos inconscientes y ensangrentados.
No han sido pocas las voces que comienzan a señalar al crimen organizado como la mano responsable del sadismo con que se dieron los enfrentamientos en el Corregidora, los cuales no tienen punto de comparación con ningún otro incidente del que se tenga registro en el ámbito futbolístico mexicano.
Las versiones señalan que el enfrentamiento habría sido entre dos fracciones antagonistas del crimen organizado que se camuflaron al interior de las barras de cada uno de los equipos para así poder enfrentarse.
Por un lado, de acuerdo con información publicada en el periódico Reforma, en su nota de 8 columnas de este domingo, se señala que, de acuerdo con un seguidor de los gallos, un líder de huachicoleros del municipio de San Juan del Río llevó a miembros de su banda para enfrentarse con un integrante activo de la barra Atlas 51, quien estaría ligado al CJNG, y que habría viajado junto a sus compinches para el partido de esta sábado.
En ese mismo sentido, Hugo Sánchez Gudiño, investigador y profesor de la UNAM, que ha dedicado varios años a la investigación de las barras, ha afirmado que estas agrupaciones están infiltradas por el crimen organizado. En un reciente reportaje publicado en la revista Proceso por la periodista Beatriz Pereyra, Sánchez Gusiño da cuenta de cómo la narcoviolencia se ha filtrado en las porras futbolísticas, específicamente, en el caso de las que apoyan al equipo de Rayados del Monterrey.
Pero esto no solo ha sido identificado por la prensa nacional, también medios extranjeros, como el diario Olé de Argentina, señalan que las barras en México tienen vínculos con el narcotráfico, y que son una copia de las argentinas, esto luego de entrevistarse con el periodista David Faitelson quien no dudo en señalar que se ha descubierto la participación de delincuentes en estas porras.
De ser cierto, el nivel de penetración del crimen organizado en las distintas esferas de lo social habría roto todos los parámetros de lo que se conoce, pues, el deporte, por mucho tiempo ha sido ese oasis en el que hipotéticamente las sociedades se pueden refugiar para evitar caer en la descomposición de la delincuencia o el crimen.
Este domingo, un día después de los hechos, el propio Ricardo Mejía Berdeja, subsecretario de Seguridad, no se cerró ante la posibilidad de que el crimen organizado se hubiera infiltrado en la riña del Corregidora, y aseguró que se llevará a cabo una investigación para determinar si este fue el caso.
Por lo anterior, hoy más que nunca, deberá hacerse un llamado a toda la fuerza del Estado, tanto a nivel federal como local, para librar, lo que parece, una lucha determinante en contra de la delincuencia que, en su apetito voraz por inundar el espacio público, ha comenzado a corromper uno de los espacios esenciales para el sano desarrollo de la vida humana: el deporte.