TACO Trade: Trump siempre se raja

Aunque no es nuevo, esta semana se volvió tendencia el término gracias a la atrevida pregunta de una reportera al presidente Donald Trump, en rueda de prensa de la Casa Blanca. TACO Trade es la forma en que los inversores de Wall Street se refieren al comportamiento de Donald Trump, sobre todo en su política arancelaria, y que ha servido de modelo para pronosticar el desempeño del mercado y, por ende, beneficiarse del mismo.

El término TACO fue acuñado por Robert Armstrong, columnista del Financial Times y responde a las iniciales de Trump Always Chickens Out (TACO), o lo que es lo mismo: Trump siempre se acobarda. Y es que el mandatario estadounidense ha tenido un comportamiento particular en sus estrategias políticas.

Primero amenaza con una medida radical, luego la suaviza y, finalmente, no la impone (generalmente porque la aplaza). El mejor ejemplo han sido la imposición de aranceles, primero anunció impuestos generales del 25% a México, luego lo bajo a solo algunos productos, y finalmente se aplazaron.

No es el único caso, también pasó con Canadá, la Unión Europea y, por supuesto, China. Estos anuncios, en un primer momento, tenían como consecuencia la caída de las bolsas, las cuales, posteriormente, comenzaban a recuperarse una vez que las medidas arancelarias se iban suavizando o se posponían.

Esto se volvió cíclico y, los más avispados, comenzaron a ver una ventana de oportunidad, comprar acciones cuando las bolsas colapsaban ante el miedo de los aranceles, con la certeza de que Trump no los llevaría a cabo y esas mismas acciones pronto recuperarían su valor. Ese es el “Trade”.

Este término, que divagó entre los corredores de bolsas e inversionistas, llegó finalmente a oídos de Trump en la voz de una reportera, a quien respondió sumamente ofendido que la pregunta había sido sumamente desagradable, y se defendió: “Tú llamas a eso acobardarse. (…) Se llama negociación”.

Lo cierto es que el comportamiento de Trump no es novedoso, lo mismo ocurrió durante su primer mandato, cuando amenazó con construir un nuevo muro en la frontera, y que el costo del mismo tendría que ser absorbido por los propios mexicanos. Como ahora sabemos, nunca ocurrió.

Era cuestión de tiempo para que sus propios compatriotas y el sector económico, se dieran cuenta de lo inconsistente de su discurso para adaptarse y tomar ventaja del mismo. Y si sus connacionales ya lo hicieron, cuánto tiempo tomará para que sus homólogos del mundo sepan que el bravucón de la Casa Blanca no es más que un cobarde.

Ahora, el problema: ¿cuál será su reacción ahora que han sido evidenciadas sus formas y comportamientos? Su orgullo está herido y podría tomar alguna de sus polémicas decisiones para quedar bien plantado antes sus votantes. Pero, mientras eso pasa, los mexicanos “de lengua nos comemos un TACO”.