El famoso tope de los 108 mil pesos mensuales de AMLO
Sería deseable que la reducción de salarios entre la élite del sector público vaya acompañada de un análisis financiero serio, vacunado contra el populismo
La anunciada reducción de salarios de los altos funcionarios del gobierno presidencial de Andrés Manuel López Obrador, incluida la percepción del político tabasqueño, ha provocado reacciones a favor y en contra.
Tan pronto ganó López Obrador la elección presidencial el 1 de julio pasado, el que fuera tres veces candidato al cargo declaró que ganaría la mitad de lo que percibe el jefe del Poder Ejecutivo federal, Enrique Peña Nieto.
Así, Andrés Manuel gritó a los cuatro vientos que como presidente de México (cargo que ocupará a partir del 1 de diciembre próximo) percibirá 108 mil pesos mensuales, el 40 por ciento de lo que devenga Peña Nieto, y que ningún funcionario percibiría más que el propio tabasqueño.
El analista financiero Macario Schettino señala que “los sueldos de los funcionarios públicos en México no son nada espectacular, a la luz de niveles similares en países que pueden realmente compararse. Es claro que si los quiere uno equiparar con el salario mínimo, o incluso con el salario promedio en México, un funcionario gana mucho. Pero si la comparación es con un trabajo parecido en el sector privado en nuestro país, o con el sector público en economías similares, no hay tanta diferencia y, en muchas ocasiones, va en contra de nosotros”.
Ciertamente la política de austeridad anunciada por López Obrador es un buen síntoma de ejercicio público responsable, vamos, de “apretarse el cinturón”, pero sería deseable que la reducción de salarios entre la élite del sector público vaya acompañada de un análisis financiero serio, vacunado contra el populismo.
Una nota periodística del diario de circulación nacional El Universal indica que al menos 17 gobernadores ganan más de 108 mil pesos mensuales y modificar las percepciones de los mandatarios llevaría a un reajuste presupuestario de grandes dimensiones, algo muy aparte e independiente de solo buenos deseos y de dichos populistas.
Es cierto que se deben liquidar aquellas prestaciones innecesarias a la élite del sector público como son choferes, telefonía celular, amplias oficinas, personal de más a su servicio, guaruras y otras más, pero el tema del salario va más allá.
El propio Schettino indica que “el tema del sueldo es un asunto diferente. Y para entenderlo, hay que asomarse a uno de los grandes problemas nacionales que, de alguna manera, semblantea Santiago Levy en su reciente libro: ‘La mala asignación de un recurso muy escaso, el capital humano’.
La nota periodística de El Universal indica que el gobernador de Aguascalientes percibe 245 mil pesos cada 30 días, 137 mil pesos más de lo que percibirá López Obrador en ese mismo periodo de tiempo.
Qué tanto deberá mover el Congreso de Aguascalientes en su presupuesto estatal para reducir esa brecha económica y lo que ello conllevaría, eso sin tomar en cuenta los salarios de los miembros del gabinete aguascalentense. Y así en los 16 congresos estatales restantes.
El mandatario de Coahuila dijo ganar 90 mil pesos mensuales y de inmediato se desmarcó al anunciar que no permitiría que se le reduzcan sus percepciones, pues “así me lo ajustaron en la administración pasada”.
La investigación del diario de circulación nacional precisa que el mandatario de la entidad norteña realmente percibe 158 mil pesos mensuales.
Los salarios austeros también deberán tocar a los miembros del Poder a Legislativo e incluso a varios ayuntamientos del país, donde hay alcaldes que se han despachado con la cuchara grande y que seguramente superan los famosos 108 mil pesos de Andrés Manuel.
Algunos actores políticos de gran calado ya han declarado que si les reducen sus percepciones se dedicarán a hurtar, pues no alcanzará su salario para cubrir sus necesidades, todas.
Es muy probable que estos “soldaditos” de la administración pública y de la representación popular hayan hecho esas declaraciones en son de broma, pero Juan Pueblo, el del salario mínimo, dice desde tiempos antiguos que “entre broma y broma, la verdad se asoma”.
No haga apuestas, mejor haga sus cuentas, amable lector.