Agustín Carstens, la apuesta por la macroeconomía y la lucha contra la inflación
Durante los casi 7 años de gestión al frente del Banco de México, Agustín Carstens logró afianzar la estabilidad macroeconómica del país, sin embargo, no pudo fomentar el empoderamiento adquisitivo del ciudadano común
El próximo 30 de noviembre el Banco de México deberá afrontar un cambio radical en su dirección una vez que se realice, de manera oficial, la salida de su actual gobernador, Agustín Carstens Carstens.
Su gestión, que comenzó el 1 de enero del 2010, tiene como punto más destacado la estabilidad financiera de México, la cual permitió evitar que la economía del país se quebrantara en contextos internacionales de crisis; pero que no pudo fomentar el empoderamiento adquisitivo del ciudadano común.
Es innegable que Carstens es un economista virtuoso, prueba de ello es que sobrevivió al cambio de administración entre Felipe Calderón y Enrique Peña Nieto, un logro del que muy pocos pueden ufanarse; la confianza del priista en su trabajo ha sido tan palpable que, a pesar de que Agustín había anunciado su salida del Banco de México para el 1 de julio de este año, a petición expresa del actual presidente, decidió permanecer por 5 meses más al frente de Banxico.
Carstens ha dado muestras de habilidad y gran poder de decisión en momentos que han sido cruciales para la economía de México, como el que vivió el peso frente al dólar tras el triunfo de Donald Trump.
En aquellos días, la depreciación del peso frente a la divisa estadounidense generó alarma entre distintos analistas debido a que, cada día que pasaba, el billete verde ganaba cada vez más terreno frente a la moneda mexicana.
Pese a este escenario adverso, en el que el dólar llegó a cotizarse hasta en 21 pesos, Carstens decidió no intervenir para “salvar” al peso mexicano, y solo en contadas ocasiones Banxico salió a subastar dólares con el fin de quitar presión al mercado cambiario en sus momentos más críticos.
Para Carstens la depreciación del peso no correspondía a la realidad de la economía mexicana y esta situación solo sería transitoria; el tiempo le dio la razón: después del vendaval económico que generó Trump, el peso recuperó una parte importante de su valor, aunque no a niveles por debajo de los 18 pesos.
Sin embargo, la inflación en el país no ha tenido el mejor desempeño durante su gestión, y se ha mantenido por encima de los porcentajes presupuestados por el propio Banco de México; sería mezquino no mencionar que este comportamiento obedece a cuestiones que sobrepasan a las propias políticas del banco central, pues la liberación del precio de las gasolinas y la incertidumbre sobre la continuidad del TLCAN son factores que han determinado el comportamiento negativo de este indicador; actualmente, la inflación se encuentra en un nivel de 6.37 por ciento, por encima del rango objetivo del Banco de 3 por ciento +/- un punto porcentual.
Hasta el momento, el gobierno federal no ha dado a conocer el perfil de quien tomará las riendas de Banxico, lo cual, de acuerdo con algunos analistas, podría incrementar la incertidumbre teniendo como contexto las negociaciones del TLCAN y la posible salida de Estados Unidos del acuerdo, lo cual podría generar un escenario de volatilidad financiera para el país.
Finalmente, a unos días de su salida, queda la percepción de que Agustín pudo hacer más durante su gestión; cumplió, eso sí, a cabalidad con su encomienda, y el verdadero valor de su trabajo solo podrá ser apreciado con el correr de los años, pero que hoy en día le permitirá ser el próximo gerente general del Banco de Pagos Internacionales, la institución financiera más antigua del mundo.