¿Condicionan los memes nuestras ideas políticas?
Un estudio de la UOC analiza el ecosistema digital donde se experimenta con posiciones políticas a través de memes, troleo y shitposting
Los memes se han convertido en parte integral de la comunicación digital. Estas imágenes, generalmente fotomontajes de escaso valor técnico y casi siempre recurrentes en las formas y estructura, circulan a gran velocidad por redes sociales y aplicaciones de mensajería para inundar el día a día de tintes humorísticos. Son, como explica Ezequiel Soriano, estudiante del doctorado de Humanidades y Comunicación de la Universitat Oberta de Catalunya (UOC), “una forma de estar en internet, una especie de cosmovisión carnavalesca digital que se burla de lo sincero, que trivializa lo serio, que rompe con lo estático y que añade capas de ironía a las interacciones en línea”.
De círculos cerrados a la virilidad
A pesar de que la mayoría de los memes que circulan por internet son humorísticos, incluyendo humor negro e incluso de mal gusto, el estudio publicado en abierto Un Political Compass de los estudios sobre memes, del propio Soriano —del grupo de investigación Estudios críticos en cultura, diseño y comunicación en red (Mediaccions), adscrito a los Estudios de Ciencias de la Información y de la Comunicación—, trata los memes de contenido político y afirma que pueden servir a causas políticas concretas como parte de procesos de comunicación e incluso proselitismo. Son, detalla, “formas de comunión en línea” entre personas que pertenecen a círculos cerrados, como foros de discusión en línea, y que comparten “bromas, juegos y símbolos” propios que, en ocasiones, trascienden su entorno natural y se viralizan. “Estos memes buscan el humor, pero también generan comunidades de gente afín, de frikis que comparten las mismas bromas absurdas, retorcidas o bizarras”, relata Soriano, quien realiza su tesis doctoral bajo la dirección de la catedrática Elisenda Ardèvol, de los Estudios de Artes y Humanidades.
Proselitismo con humor
Hay estudios que vinculan el humor con una mejora de las capacidades comunicativas y un mayor impacto de los mensajes. Por eso, el estudio —publicado en Teknokultura. Revista de Cultura Digital y Movimientos Sociales— destaca el uso de los memes, quizás la forma de humor en el mundo digital por antonomasia, como un importante vehículo comunicativo para los partidos políticos. “Personal de comunicación de estos partidos genera imágenes humorísticas que participan de las lógicas memeras para después difundirlas anónimamente en redes sociales”, aclara el investigador, quien destaca el anonimato de los memes como “clave para generar una comunicación que parezca popular, surgida de usuarios que no están directamente vinculados a un partido político”.
“Politigram”: memes políticos de usuarios
De hecho, la investigación de la UOC describe un fenómeno conocido como politigram, un ecosistema de humor político a base de memes que no parte de ningún partido político, sino de usuarios, probablemente adolescentes sin edad, para participar directamente en la política institucional. Una subcultura de “embaucadores y bromistas”, reza el estudio, que encuentra en foros como 4chan y Reddit un espacio virtual más o menos privado en el que dar rienda suelta a una mezcla de arte extremo, shitposting (la publicación de contenidos irrelevantes con un enfoque agresivo y escasa calidad en términos lingüísticos y de diseño) y posicionamiento político extremista, en ocasiones de tintes racistas y sexistas alineados con movimientos alt-right (de la derecha alternativa). “Lejos de tratarse como bromas sin importancia, necesitamos entender el papel que juegan las dinámicas rápidas, orales y humorísticas de los memes”, precisa el doctorando de la UOC.
“Entender los memes como tonterías sin importancia es parte de un prejuicio literario por el cual las cosas evanescentes y mutables se piensan como menos importantes que las cosas que permanecen, como los libros o las obras de arte”, subraya.
En esta línea, el estudio utiliza el popular meme The Political Compass, que se entiende como un eje de coordenadas en el que se sitúan diferentes posicionamientos políticos con un toque de humor, como ejemplo de una “cultura meme” que trasciende el humor para convertirse en una forma de comunicación adaptable a cualquier circunstancia o temática, dado su poder comunicativo. “Propongo valorar los memes de las maneras en las que se valoran en las comunidades en línea”, puntualiza, en referencia a que se convierten en códigos que actúan, al mismo tiempo, como frontera para los no iniciados y como lenguaje propio de esas comunidades virtuales que los usan para “crear una suerte de espacio íntimo en el que no hay espectadores, sino que todos participan y son parte”, destaca.
Nuevas formas de creación de contenido
En lo que ya podría definirse como cultura meme, las formas de comunicación no siempre están preestablecidas. “Las comunidades memeras son múltiples y, como los memes, efímeras”, destaca Soriano. Por eso, “no podemos entender los memes como algo único”, señala, a pesar de que algunos famosos memes tengan ciertas “normas”, generalmente estilísticas, que se repiten en cada nueva creación.
El investigador descarta que un meme sea simplemente una imagen graciosa “anónima y viral”, ya que ni siquiera la viralidad o el humor son requisitos para considerar un producto “memético” como tal. “Creo que es más interesante pensar lo que nos proponen. La rapidez, oralidad y ambivalencia de los memes pueden ayudarnos a repensar nuestras formas de hacer arte, comunicación, literatura o política”, zanja Soriano sobre este estudio de análisis del potencial comunicativo de los memes en el contexto político y su papel en la creación participativa y, por tanto, democratizada, de productos culturales.