Confieso que tengo miedo
En mi columna anterior hice referencia a una de las emociones más hermosas que existen: el amor. Podríamos pensar que lo contrario al amor es […]
En mi columna anterior hice referencia a una de las emociones más hermosas que existen: el amor. Podríamos pensar que lo contrario al amor es el odio, pero esto no es así, lo contrario al amor es el miedo. Y en esta ocasión dedico mi columna a otra de las emociones más poderosas que existen: el miedo.
Quisiera decir que la emoción principal que me ha movido siempre a lo largo de mi vida es el amor, pero la realidad es que no es así. Durante mucho tiempo, el miedo me ha acompañado. Miedo a no ser suficiente, miedo a tomar ciertas decisiones, miedo a hablar en público, miedo a cambiar, miedo a cometer errores, miedo a ser juzgada y la lista puede seguir…
¿Cuánto tiempo pasa cuando estamos solos en la tranquilidad de la noche sin que nos hagamos daño y nos invada el miedo? Nuestra voz interna diciéndonos: “No cambies la situación” “Eso no es para ti” “Y si mi equivoco” “Y si no logro hacerlo”. Una noche me di cuenta que yo sola estaba construyendo mi propia película de terror en mi mente. Ahora, poco a poco he decidido crear otro tipo de película, una cuya temática principal no sea el miedo.
No se puede negar que el miedo puede ser una emoción realmente útil, pues su función es prepararnos para la supervivencia, para dar una respuesta rápida y eficaz ante una amenaza. El miedo puede ser vital, ya que suele tener un rol de protección sumamente importante. Es una emoción que todos los animales compartimos, ya que evolutivamente nos ha permitido sobrevivir.
El problema se presenta cuando en nuestro día a día, la única amenaza que existe está en nuestra cabeza y el miedo permanece de manera constante y prolongada con nosotros ante las amenazas imaginarias que nos creamos y vivimos en un constante modo supervivencia. Entonces ¿cuántos sueños están siendo devorados por nuestros leones internos?
La psiquiatra Marian Rojas asegura que el 90% de las cosas que nos preocupan jamás suceden, sin embargo esos pensamientos tienen un impacto directo en nuestra salud y en nuestra calidad de vida, dando lugar a emociones de ansiedad que pueden terminar incluso en depresión.
Nos levantamos por la mañana y a veces comenzamos a preocuparnos desde las primeras horas del día. Repetimos los mismos pensamientos, los mismos comportamientos y por lo tanto nos sentimos de la misma forma. Nos hemos acostumbrado a ser una persona y llevamos tiempo afianzando una personalidad basada en nuestras creencias y nuestros miedos. Por ello, debemos comenzar por desaprender los pensamientos que nos hacen presos de nuestras propias inseguridades.
Susan Jeffers en su libro “Aunque tenga miedo, hagalo igual” nos sugiere comenzar a pensar en uno mismo como un estudiante permanente en la gran universidad de la vida. Asegura que vivimos en un mundo donde la mayoría de la gente se toma a sí misma y a sus decisiones muy en serio. Por lo que nos invita a vivir cada experiencia como una lección valiosa que debe aprenderse. Si optamos por el camino A, aprenderemos un conjunto de lecciones. Si optamos por el B, aprenderemos un grupo de lecciones distinto. Se trata, simplemente, de un maestro distinto, de libros diferentes que leer y de exámenes distintos que pasar.
Ahora sé que el miedo estará presente en distintos aspectos de mi vida y que es una emoción totalmente humana. Por lo que, mientras siga avanzando en este camino llamado vida, tal vez el miedo no desaparecerá por completo, pues recordemos que los objetivos cambian a medida que avanzamos y el camino que tomo el día de hoy podría no ser el mismo en unos años. Así que, decido sentirlo y mirarlo cara a cara y verlo como un gran maestro de satisfacción de mis pequeños y grandes pasos que vaya dando por la vida y el cual me mostrará cuan valiente puedo ser.
Tenemos que comprender que en la mayoría de las ocasiones el peligro no está fuera, está en nosotros mismos. Por eso sólo cuando nos decidimos a afrontarlo con todas nuestras fuerzas, podemos descubrir que somos más poderosos de lo que pensábamos. No permitamos que nuestros pensamientos nos dominen y nos impidan avanzar para vivir plenamente, enfrentemos nuestros miedos con determinación. El secreto, dice Susan Jeffers, está en sentir el miedo y hacerlo de todos modos.
Paulina Fol
Licenciada en Contaduría por la Universidad Latinoamericana y egresada de estudios de Derecho del ITAM. Sin embargo, desde hace tres años me describo como una buscadora incansable de la paz interior y la salud mental, emocional y espiritual; a través de la formación y entrenamiento en estudios de Desarrollo Humano, Autoconocimiento, Mindfulness, Angeloterapia y diversas disciplinas relacionadas con el crecimiento personal.