Okarina: noches de alta cocina en el corazón de Querétaro
Okarina se ha convertido en poco tiempo en una opción ideal para convivir en pareja, familia o amigos a través de una propuesta de alta cocina
Ubicado entre dos de las plazas comerciales con más tradición en Querétaro, Okarina se ha convertido en poco tiempo en una opción ideal para convivir en pareja, familia o amigos a través de una propuesta de alta cocina en la que platillos clásicos se entremezclan con las especialidades de la casa.
Es noche de viernes y el viento mece los árboles con inusitada fuerza mientras el aire helado se cuela entre los cuerpos; a los pies de un impresionante edificio se encuentra el restaurante, que asemeja un oasis nocturno bajo la luz incandescente que alumbra su terraza. Una puerta de cristal enmarca un letrero luminoso con el nombre de “Okarina” a manera de guía para aquellos que visitan el lugar por primera vez.
Unos pocos pasos al interior y un hostess se acerca para preguntarnos, amablemente, si contamos con reservación; la respuesta es negativa y pedimos mesa para dos; tras un breve registro, inmediatamente nos guían entre las mesas para que elijamos el lugar que más nos guste.
Okarina es un espacio acogedor en el que la madera, la piedra y el vidrio convergen en una cuidada decoración e iluminación, que brinda una estancia placentera a los comensales. Grandes copas de cristal sobre las mesas hacen las veces de ornamentos, y, en ellas, se refleja la luz ámbar tenue de los bombillos al interior. Elegimos aquella que se encuentra a escasos centímetros de un ventanal colocado a manera de frontera entre el interior y la terraza.
Allí, a pocos metros, se encuentra el bar del establecimiento, donde una chica, con todas las trazas de bartender, mezcla hielos y licores que en poco tiempo se convierten en llamativas bebidas para el consumo de los clientes.
El menú que se ofrece es amplio, y hay una gran variedad de cortes, pero también de pastas e, incluso, de comida más urbana, como hamburguesas y pizzas, pero con características gourmet. También, para la comunidad vegana o vegetariana, o para aquellos que busquen cuidar su figura, se cuenta con varias opciones de ensaladas o platillos a base de vegetales.
Soy, lo que llaman algunos, un hombre de gustos sencillos, y he ordenado una hamburguesa con 250 gramos de res, cebolla caramelizada y una mezcla de quesos, como se puede leer en la descripción. Mi comida va acompañada de una buena porción de papas y un par de aderezos para acompañar.
La cuidada presentación no desentona con el sabor, y a cada mordida puedo sentir la firmeza de una buena cocción, pues nunca he sido partidario del ‘término medio’. Las papas están frescas y crujientes y, me atrevería a decir, que han sido recientemente rebanadas.
Todo esto mientras charlo con mi acompañante y, de vez en cuando, veo a través de los ventanales cómo el viento arremete incesante en contra de los árboles. El lugar se ha ido llenando poco a poco, primero por grupos de amigos, pero también de parejas, que buscan un lugar agradable y tranquilo para pasar una buena noche de viernes.
Algo que me ha llamado la atención es un cuarto lúdico especializado para los más pequeños en el que se puede ver, en todo momento, lo que pasa al interior. Una gran opción para aquellos que tenemos hijos pequeños y queremos salir de vez en cuando a divertirnos.
La velada termina y aún queda el sabor de las historias aderezadas con whisky a lo largo de la noche. A la salida, vuelvo a ver el letrero luminoso de Okarina y mi mente se ha hecho, ya, la promesa de regresar.