Teólogo, pastor sabio y un papa humilde: Martín Lara sobre Benedicto XVI
El fallecido papa emérito tuvo que enfrentar polémicas como el del sacerdote mexicano Marcial Maciel

El vicario de la Diócesis de Querétaro, Martín Lara, dio el pésame a los feligreses por el reciente fallecimiento del papa emérito, Benedicto XVI, y recordó al anterior líder de la Iglesia Católica como un teólogo cristiano que estuvo apegado a la doctrina de la Fe.
“Expresamos nuestro pésame por la muerte del Papa Benedicto. Su figura estará siempre presente y hay tres grandes cosas que destacar; fue un gran teólogo cristiano, estuvo en la doctrina de la Fe, fue un hombre apegado a las sagradas escrituras”, subrayó.
Al respecto, consideró que la llegada en 2005 del primer Papa tuitero, así como haber sido el primero en renunciar a su cargo en 600 años tras una jornada de apenas 8 años, significó la llegada de un hombre sabio y humilde cuyo trabajo significó reconciliación.
“También fue un pastor sabio el que dirigió a la Iglesia y, finalmente, nos quedamos con una imagen de un papa humilde, el tener la suficiente humildad para reconciliar. Es una triple realidad que nos queda muy patente”, aseguró.
En ese sentido, para el vicario queretano, los tres últimos Papados han tenido que enfrentar diferentes problemáticas y destacó las virtudes de los tres últimos hombres que han ocupado la silla de San Pedro, San Juan Pablo II, el recién fallecido Benedicto XVI y el actual pontífice, Francisco.
“Son tres momentos, en cada uno de ellos se presentaron problemas diferentes y les ha tocado vivir una época distinta. Hay una frase que resume estos tres papados, de San Juan Pablo II, Benedicto XVI y Francisco, se dice que al primero hay que verlo porque su figura es fascinante; a Benedicto hay que escucharlo porque su doctrina y sabiduría son impresionantes; y a Francisco hay que imitarlo porque su estilo de vida es sencillo”, puntualizó.
En ese sentido, cabe recordar que uno de los escándalos a los que tuvo que hacer frente Benedicto XVI fue el caso de supuestos abusos de al menos 175 menores por parte del sacerdote mexicano Marcial Maciel y su congregación, los Legionarios de Cristo, quien era considerado un protegido del anterior papa, el santificado San Juan Pablo II.
Finalmente, en 2008 y durante el papado del alemán Joseph Ratzinger, Maciel murió sin sanciones de ningún tipo, aunque sí retirado del sacerdocio por órdenes del entonces líder católico desde 2006, siendo hasta 2010, dos años después de la muerte del sacerdote mexicano, que la Iglesia Católica reconoció los abusos de Maciel y los Legionarios de Cristo, tomando el control de dicho grupo religioso.