Vivir en México, un reto para la comunidad trans
En el Día Internacional de la Visibilidad Trans, aún hay enormes pendientes para esta comunidad en nuestro país
Aunque en la República Mexicana hay 13 estados que reconocen la identidad de las personas trans y permiten la modificación de los documentos oficiales, la realidad para este grupo de la diversidad sigue siendo brutal en el país.
En épocas muy recientes, grupos transexcluyentes insisten en argumentos biologicistas, a veces escudándose en movimientos legítimos, como el feminismo, para asegurar que este grupo de la población es un peligro, y que existe una intención de “borrar mujeres”. Sin embargo, la intención real de las personas trans no es más que reinvindicar su existencia.
A esto, hay que sumar los retos que la comunidad ha enfrentado desde siempre y que tienen que ver, principalmente, con los grupos ultraconservadores y derechistas que pretenden imponer visiones del mundo centradas en el privilegio de los hombres cis de origen europeo.
De acuerdo con Siobhan Guerrero Mc Manus, activista y académica de la Universidad Nacional Autónoma de México, las personas trans, además de ser un sector ya de por sí pequeño dentro de la diversidad LGBTTTIQ (inclusive incluyendo a las personas intersexuales, no binarias y queers), lo único que buscan en su lucha es “reinvidincar” sus “cuerpos, autonomías, relatos e historias”, así como sus derechos.
México aún se coloca como la segunda nación de América Latina con más asesinatos de personas trans y género diversas con 65 entre octubre de 2020 y septiembre del año pasado, según datos de Transrespeto versus Transfobia en el Mundo (TvT). Además, según Letra Ese, de 473 asesinatos de la comunidad de la diversidad en México entre 2013 y 2018, 261 fueron mujeres trans, es decir más del 55 por ciento.
Y, según la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, las personas trans tienen una esperanza de vida de apenas 35 años, ello derivado a las situaciones de riesgo a las que se ven expuestas derivados de una discriminación social e institucional.
No sólo eso, según la Comisión Nacional de Derechos Humanos las personas trans siguen siendo el grupo de la diversidad sexual que sufre más discriminación dentro de sus familias, las calles y las instituciones gubernamentales.
Por eso el Día Internacional de la Visibilidad Trans nació con motivo de dar visibilidad y sensibilizar a la población sobre la existencia de las personas cuya identidad de género no coincide con el que se les asignó al nacer, así como para exigir respeto a sus personas.
Un grupo que ya de por sí está tan lastimado, lo que menos buscará es dañar a otras personas. Como Guerrero sostiene en su texto, “Lo Trans y su sitio en la historia del Feminismo”, estos argumentos transexcluyentes suelen olvidar que el debate al final es sobre personas, con sufrimientos y necesidades, y ningún discurso debe “legitimar la opresión del otro”.