Así amenaza el Régimen Talibán a las mujeres afganas
Para feministas y pensadoras islámicas, el problema no radica tanto en lo que está escrito en El Corán, sino la interpretación patriarcal que se ha hecho de este. Es fundamental resaltar esta parte, ya que durante las últimas décadas se ha reforzado un discurso islamofóbico.
El régimen Talibán se instaló en Afganistán de 1996 a 2001, periodo que bastó para que los derechos de las mujeres en ese país, se vieran coartados, principalmente, por una interpretación extremista de la sharia, que es la ley islámica surgida del Corán y los hadices.
Durante este gobierno, los derechos fundamentales de las mujeres, como el trabajo y el acceso a la educación, fueron negados.
“La Constitución de Afganistán, que garantiza los derechos fundamentales de las mujeres, fue suspendida en abril de 1992 cuando los grupos muyahidines se hicieron con el control de Kabul.“, refiere Amnistía Internacional en un informe de su campaña en 1995 para proteger y promover los derechos humanos de la mujer.
De acuerdo con la Asociación Revolucionaria de Mujeres de Afganistán (RAWA), organización afgana por los derechos de las mujeres y por una sociedad laica y democrática, fundada en Kabul en 1977 por Meena Keshwar Kamal, una activista estudiantil que fue asesinada en 1987 por sus actividades políticas, hay una lista de 29 prohibiciones que podrían regresar con la llegada de los talibanes al poder.
En su lista refieren que la mayoría de las mujeres tenían prohibido trabajar o estudiar y se les obligaba a usar un traje que cubra todo en público, el conocido como burka que sólo lleva una rejilla en los ojos para poder ver. Solo unas pocas doctoras y enfermeras pueden trabajar en algunos hospitales de Kabul.
Se tenía prohibida la actividad de las mujeres fuera del hogar, al menos que estén acompañadas de un mahram, que es un pariente masculino cercano como padre, hermano o esposo. También queda prohibido tratar con comerciantes masculinos.
“Prohibición de que sean atendidas por médicos varones.Prohibición de que estudien en escuelas, universidades o cualquier otra institución educativa. (Los talibanes han convertido las escuelas de niñas en seminarios religiosos)“, refieren.
Explican que con los talibanes, se prohibió la presencia de mujeres en radio, televisión o reuniones públicas de cualquier tipo así como que las mujeres practiquen deportes o ingresen a un centro deportivo.
“Prohibición a las mujeres de andar en bicicleta o motocicleta, incluso con sus mahrams. Prohibición de que las mujeres usen ropa de colores brillantes. En términos de los talibanes, estos son “colores sexualmente atractivos”“, agregaron.
Por lo que el regreso de los talibanes ha despertado preocupación pues lo que se pudo recuperar en 20, respecto a los derechos de las mujeres, podrían verse afectados, aunque los talibanes hayan dicho que esta vez vayan a “permitir que las mujeres trabajen y estudien dentro de nuestro marco”.
Para feministas y pensadoras islámicas, el problema no radica tanto en lo que está escrito en El Corán, sino la interpretación patriarcal que se ha hecho de este. Es fundamental resaltar esta parte, ya que durante las últimas décadas se ha reforzado un discurso islamofóbico.
Samia Walid, activista de la RAWA, hace una crítica contra los fundamentalistas talibanes, pero también hacia las intervenciones de Estados Unidos, pues considera que han financiado a estos grupos.
“Invadieron Afganistán con el pretexto de los “derechos de las mujeres”, pero lo único que ha traído a nuestras mujeres en los últimos dieciocho años es violencia, asesinatos, violencia sexual, suicidios, autoinmolaciones y otras desgracias. Estados Unidos llevó al poder a los enemigos más feroces de las mujeres afganas, los fundamentalistas islámicos, y cometió una traición imperdonable contra nuestras sufridas mujeres. Esta ha sido su táctica durante las últimas cuatro décadas.”, señaló en una entrevista publicada en Komun-Academy, el 20 de septiembre de 2019.
Es importante saber que existe una crisis humanitaria, por el contexto político y social que viven las mujeres afganas, pero también niñas, niños y adolescentes. Esta situación se agrava con la pandemia por COVID-19 y las condiciones de sequía que afectan al 80 por ciento de la población, según datos del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR).
“Este año, las sequías e inundaciones recurrentes, combinadas con décadas de conflicto y desplazamiento, han dejado a millones de personas al borde de la hambruna. Según el Banco Mundial, al menos el 45 por ciento de la población del país sufre desnutrición.”, explicó el organismo.
Además, sus estimaciones demostraban que hasta 16.9 millones de personas afganas habrán carecido de alimentos suficientes en el primer trimestre de 2021, incluidas al menos 5.5 millones de personas que se enfrentan a una situación de emergencia por la falta de comida.
Aquí una lista de organizaciones confiables a las que puedes donar.
-ACNUR https://eacnur.org/es/afganistan-4-decadas-de-conflictos-y-desplazamiento?UTM_source=slider
-UNICEF https://www.unicef.es/noticia/afganistan-nos-quedamos-para-socorrer-cada-nino-y-cada-nina?ac=AC-4340
-Women for Women International https://support.womenforwomen.org/donate/afghanistan-emergency-2x-match?src=HHUA21082A
-Afganahaid https://www.afghanaid.org.uk/
-Women for Afghan Women (WAW) https://womenforafghanwomen.org/