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Programa de “Pueblos Mágicos” impulsa gentrificación del campo mexicano, dice investigador

Por Nadia Paola Bernal Benítez - 25/07/2021

Jafet Quintero Venegas, académico de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), señaló que el programa ha favorecido la transición de una economía agrícola a otra basada en el turismo, lo que repercute en el modo de vida

 Programa de “Pueblos Mágicos” impulsa gentrificación del campo mexicano, dice investigador

Foto: Especial

Con la llegada del programa Pueblos Mágicos en el país, la gentrificación y la descampesinización son dos fenómenos que viven numerosas localidades pertenecientes a este programa, que hasta el momento suman 132, informó Jafet Quintero Venegas, académico del Instituto de Investigaciones Sociales (IIS) de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM)

Explicó que el fenómeno denominado descampesinización, se refiere al abandono de las labores del campo, generalmente asociado con procesos migratorios, debido a que ahora la población puede llevar a cabo otra actividad económica como el turismo.

Con la inserción de la llamada industria sin chimeneas la población no migra, se integra en el sector terciario de la economía al vincularse con esa nueva actividad. Incluso, se observan mecanismos de profesionalización para llevar a cabo una dinámica turística más institucional“, apuntó Quintero Venegas.

Dijo que un ejemplo de esto son los centros educativos de bachilleratos técnicos, ya que se forma a los jóvenes para que trabajen en el sector turismo: “un porcentaje significativo de los campesinos y sus familiares ahora ven al turismo como una opción para no tener que abandonar su pueblo”.

El doctor en Geografía refirió que con la descampesinización se ha dado una transformación en el sector agrícola, por lo que las tierras que antes servían para la subsistencia local y producir bienes de consumo cotidiano de la población, están desapareciendo,”la utilización del campo ahora satisface las necesidades de los turistas, antes que las locales.“; a esto se le suma una transformación cultural, pues en los llamados Pueblos Mágicos han comenzado a llegar tiendas de comida rápida donde la población local también consume, añadió.

Como pasa en numerosos destinos turísticos, el patrimonio gastronómico es más un performance, un espectáculo o actuación, que una realidad. A los turistas se les ofrece lo que quieren comer, aunque no sea parte de lo que consume la población local. Por ejemplo, ha habido una carnificación de las dietas, la barbacoa se ofrece como parte de la comida tradicional de Chignahuapan, Puebla, aunque la población sólo la consume cuando hay una fiesta”, expuso.

Por otra parte, el académico de la UNAM, agregó que a la descampesinización se le suma un proceso de gentrificación, que es un encarecimiento en los centros históricos de las localidades; aseveró que en el auge por captar turistas y trasformar el pueblo mágico en un espacio atractivo para el visitante, esos sitios empiezan a transformarse, y donde había viviendas de la población local, ahora hay galerías de arte, cafeterías, restaurantes u hoteles.

Explicó que, aunque hay casos excepcionales, la mayoría de los dueños de lugares o comercios son extranjeros porque tienen la posibilidad de comprar una vieja casona en una localidad y convertirla en hotel y los lugareños se insertan como empleados.

En Cuetzalan, Puebla, la población, principalmente indígena, se organiza para vender café al exterior; la gente local estableció mecanismos de vinculación en cooperativas y puso sus propios negocios, pero eso no pasa en Valle de Bravo donde son extranjeros quienes tienen la mayoría de los locales. Cada caso es diferente, aclaró el experto.

Quintero Venegas recordó que Pueblos Mágicos es un programa federal a cargo de la Secretaría de Turismo que surgió en 2001. El programa comenzó con 31 pueblos mágicos y ahora son 132 en los que, hasta antes de la pandemia, se había incrementado la derrama económica de forma significativa.

Generalmente se trata de localidades que cuentan con un pasado asociado con el orden de lo rural, una arquitectura digna de ser vista o algún otro elemento, como alguna festividad que pueda ser de interés para los visitantes y mercantilizada hacia el exterior.“, concluyó.


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