Con empleo, pero sin clientes: la otra lucha durante la pandemia
Los programas de Vales Mujer y la entrega de productos por medio de taxis han representado apoyos y oportunidades significativas para las personas que han tenido que detener su actividad económica durante esta emergencia sanitaria
Alicia Maya Rivera es originaria de la comunidad de Bravo, Corregidora, por otro lado, José Ávila es taxista originario del mismo municipio. Sus ocupaciones no tienen ninguna relación, sin embargo, como a muchas personas, la emergencia sanitaria de COVID-19 les ha causado un gran cambio en su vida.
Ella es diseñadora de ropa, pero por la pandemia de COVID-19 generó la suspensión de fiestas y eventos sociales, por lo que su economía estuvo seriamente afectada.
Señala que su trabajo depende mucho de las fiestas de bodas y XV años para la confección de vestidos, pero desde el pasado 15 de mayo su actividad se detuvo y sus ingresos disminuyeron en un 90 por ciento.
“Mi trabajo depende mucho de lo que son las fiestas, el 15 de marzo se cierra por la causa de la pandemia, me afecta a mí porque ya no tengo ingresos, es decir, mi trabajo es hacer vestidos de bodas, XV y sin fiestas me afecta mucho. Económicamente bastante porque mis ingresos fueron del 90 por ciento afectados”, precisó.
Maya Rivera comparte que después de meses de incertidumbre, a través de su hermano se enteró del programa de Vales para Mujeres del Instituto Municipal de la Mujer de Corregidora que otorgar vales a las mujeres en situación vulnerable para que los pueda intercambiar por productos básicos en los comercios locales.
Señala que estos vales fueron de gran ayuda porque pudo adquirir verduras, frutas y más alimentos para su familia, así como logró intercambiar en los tianguis y pudo seguir manteniendo a su familia.
Por otro lado, José Ávila comparte que en el comienzo de la pandemia sus ingresos también disminuyeron hasta un 90 por ciento, además como todas las personas estaban en sus casas no tenían ingreso alguno.
Menciona que llegó a un momento en el que buscó adquirir una tarjeta de crédito para poder comprar los alimentos para su familia y endeudarse, pues no podían sacar ni para la cuenta del taxi, ni para la gasolina.
“En el comienzo de la pandemia comenzó a bajar nuestro pasaje, la verdad no teníamos mucho movimiento de pasaje estábamos casi todo el día parados, dado a eso no recibíamos ingresos de ninguna parte; los viajes se disminuyeron en un 80 a 90 por ciento”, aseveró.
Sin embargo, a través de compañeros taxistas fue que se enteró del programa del municipio de Corregidora en el que se empelaba a taxistas para el servicio de entregas de alimentos, para fomentar que las personas no salieran de sus domicilios.
Narra que diariamente hace entre 30 a 40 pedidos diarios de un negocio de comida, además que les pagan 70 pesos por entrega.
Finaliza agradeciendo esta oportunidad que le dio la dueña del negocio y el municipio pues le cambio la vida a él y a su familia.
“Me cambió mi trabajo porque estoy batallando porque tengo a mi cargo a cinco personas en mi familia y estábamos, como dicen, tirando patadas de ahogado y este programa vino a favorecer mi vida y bueno todo el ámbito familiar porque gracias a Dios ya tenemos que comer”, puntualizó.