Incrementar la salud ocupacional en México, una estrategia que nos conviene a todos
Este 28 de abril, en el que se celebra el Día Mundial de la Seguridad y Salud en el Trabajo, es un buen momento para reflexionar sobre el daño que provoca el estrés laboral en los colaboradores de una empresa y cómo esta pierde miles de pesos por eso
Desde el 2013, el 28 de abril de cada año se celebra el Día Mundial de la Seguridad y Salud en el Trabajo, una fecha destinada al análisis, comprensión y sensibilización de los problemas que afectan la salud de millones de empleados alrededor del mundo.
Para los mexicanos este debería de ser un foco de atención pues nuestros indicadores parecen ser cada vez más alarmantes.
En 2017, la Asociación Interdisciplinaria de Salud Ocupacional e Higiene de México (AISOHMEX) reportó que en nuestro país se presentan 550,000 accidentes de forma anual y 27 mil personas pierden una parte del cuerpo. Lamentablemente, estos datos son parciales ya que en México se oculta cerca del 65 por ciento de los accidentes a causa del empleo informal que mantiene a más de 30 millones de personas sin protección social.
A diferencia de otros países, México no presenta un mejoramiento en cuanto a sus estadísticas, los riesgos para la salud derivados del ruido, polvo, máquinas inseguras y químicos peligrosos continúan, debido a la falta de regulaciones y una verdadera exigencia de las instituciones hacia las empresas.
La tendencia muestra que en el sector industrial 3 de cada 100 empleados sufrirán algún accidente cada año y el costo promedio según el Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) será de $200,000 pesos.
Respecto a la salud, la cuestión más alarmante es que en México 75 de cada 100 empleados padecen estrés laboral, lo que nos coloca en el 1er lugar, por encima de países como China y Estados Unidos.
El estrés suele aparecer bajo una combinación de factores generados por la empresa y factores asociados al trabajador. Cuando los objetivos y los plazos no son realistas, el liderazgo es confuso y existe poca claridad sobre los roles y las prioridades, los empleados manifiestan alteraciones psicológicas y físicas. Si las exigencias sobrepasan las capacidades del empleado y su entorno de colaboración se vuelve conflictivo sin duda la situación empeora.
Este asunto parece no generar gran consternación en el sector empresarial, ya que el estrés es hasta cierto punto “normal”, muchos directivos y gerentes piensan que más exigencia y más horas en la oficina deriva en más productividad, sin embargo, ocurre justamente lo contrario.
La consecuencia directa del estrés es el deterioro gradual y silencioso: un colaborador estresado comienza por tener dificultad para concentrase, irritabilidad, insomnio, trastornos de tipo afectivo y altos niveles de ansiedad.
La consecuencia indirecta es que en la mayoría de los casos esto conlleva a una extensión de las jornadas laborales, lo cual tiene una consecuencia mayor, un abandono total o parcial de aquellas otras actividades que favorecen la salud física y emocional de los colaboradores.
El sedentarismo, es un verdadero problema de salud pública en México, según el informe Panorama de la Salud 2017 presentado por la OCDE, la población mexicana con obesidad aumentó 3.3 por ciento en los últimos 10 años lo que coloca a nuestro país con la tasa más alta de sobrepeso y obesidad a nivel mundial.
Las personas sedentarias tienen más probabilidad de sufrir una muerte que las que realizan ejercicio. De los 75,000 infartos al año, el 25 por ciento está relacionado con alguna enfermedad relacionada al estrés laboral y 1 de cada 5 muertes en el país es causada por diabetes.
Este asunto, parece no generar consternación en el sector empresarial, quizá porque no se asocian directamente algunas causas con sus respectivas consecuencias.
El estrés ocasiona pérdidas por 16,000 millones de pesos a empresas mexicanas; la falta de condiciones favorables para la salud en el lugar de trabajo hace que los accidentes, las enfermedades y la insatisfacción se multipliquen, provocando graves problemas de absentismo, rotación, demandas y pago de seguros, incremento en costos de operación entre otros.
Si se hace un balance de la seguridad y salud ocupacional en México, es trascendental y urgente que las empresas adopten un rol mucho más proactivo y propositivo en los asuntos de salud de sus colaboradores e implementen programas formales de bienestar laboral.
Las investigaciones demuestran que estas iniciativas pueden reducir el absentismo y costos derivados hasta en un 26 por ciento; un colaborador física y psicológicamente sano, tendrá siempre un mayor rendimiento laboral, mayor capacidad para resolver problemas y experimentará mayores niveles de satisfacción.
La salud es, sin lugar a duda, una estrategia en la que vale la pena invertir, pues sus beneficios en el corto, mediano y largo plazo permitirán el fortalecimiento de las personas, de las empresas y de nuestro país.