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Esos libros que no existen, ¿por qué editan los editores?

Por David Eduardo Martínez - 13/12/2017

«A un cosmonauta ruso lo entrevistaron cuando regresó a la Tierra y lo primero que dijo fue ‘el reloj me pesa mucho’. Otro cosmonauta dijo […]

 Esos libros que no existen, ¿por qué editan los editores?

«A un cosmonauta ruso lo entrevistaron cuando regresó a la Tierra y lo primero que dijo fue ‘el reloj me pesa mucho’. Otro cosmonauta dijo que lo que más le impresionaba al volver era el olor de la tierra. A mí me interesan mucho esas cosas; me gustaría editar libros que enfrenten a los lectores con experiencias de ese tipo». Con estas palabras, Jacobo Zanella explica por qué decidió dedicarse a la edición.

A simple vista parece un veinteañero perdido. Nada que ver. Con su voz pausada, Jacobo, quien en realidad pasa de la treintena, nos explica cómo llegó a convertirse en la cabeza de Gris Tormenta, editorial que acaba de debutar con un libro que se recibió de manera formidable entre los lectores queretanos. Se trata de Por qué escribo. Antología de pensamiento literario en la que veintitrés escritores reflexionan sobre la literatura como oficio. En menos de 200 páginas, el libro nos ofrece un recorrido por algunas de las voces más destacadas dentro de la producción literaria en el estado. La premisa fue lanzar a cada autor esa pregunta y, desde ahí, entregar una respuesta a los lectores.

«Me interesa mucho conocer por qué escriben los escritores que apenas empiezan […] mientras yo escuchaba a los escritores hablar de sus cosas en el Hay Festival de 2016, me empecé a preguntar cuál era la razón de todo eso. Por qué escogían esos temas, por qué escribían sobre lo que escribían. Bajo esta idea, comencé a preguntarles, la mayoría no me dijeron mucho, pero algunos me dijeron cosas muy interesantes. Lo que entendí con ese ejercicio es que si un escritor es sincero, comprendes su obra de una mejor manera. Se acabó el festival y pensamos que era un gran pretexto para producir un libro así, que demostrara que en Querétaro también hay escritores, y enumerara sus razones», explica Jacobo.

Lo más complicado de la producción del libro fue, de acuerdo con el editor, la selección de los textos. «Cuando le conté a los compañeros de oficina me preguntaron cómo iba a ser la selección, cómo hacerla sin dejar a nadie afuera. Analizamos varias opciones. En algún punto dije: ¿qué tal si la lista de escritores no la hacemos nosotros sino los mismos escritores? Era un poco raro tomar esa decisión, pero en el momento en que lo hicimos pensamos que podía funcionar». De acuerdo con Jacobo, este método de selección no solo garantizó la calidad del material impreso, sino que además evitó críticas a la editorial por sus criterios de selección.

Fue así como los escritores se empezaron a recomendar entre ellos. «Nosotros no les decíamos quién los había recomendado, solo que tenían que recomendar a otros escritores, a los que yo les escribía y les contaba exactamente lo mismo. En algún momento todos los nombres se empezaban a repetir. Al final quedaron 34 escritores, a los que les mandé la petición oficial. De esos 34, 23 me dicen que sí». Jacobo piensa que quedaron los escritores que tenían que quedar: «yo creo en el azar, si había llegado un nombre a mí, yo quería que participara. No podía arriesgarme a perder el posible mejor texto del libro».

Fue tal el éxito del libro (en tres meses se habían distribuido el 30 por ciento de sus existencias) que Jacobo se propuso preparar otra publicación con motivo del siguiente Hay Festival. En esta ocasión, señala el joven editor, los textos serán escritos por los autores de prestigio internacional que estuvieron en la edición 2017 del Hay Festival.

«Originalmente el proyecto no iba a ser un libro sino una revista literaria. Yo tenía la idea de hacer una revista de pensamiento literario más que de literatura y conforme se afinaban los proyectos, dije ¿y qué tal si hacemos dos libros? Les planteé entonces la idea a los organizadores del Hay y les gustó, aunque será un libro muy distinto. El primero se organizó alfabéticamente, pero el que viene no se puede organizar así porque son escritores de contextos muy distintos, con trayectorias, lenguajes e intereses muy diferentes».

Sobre la curiosa repetición de la antología como forma fundamental en los primeros dos libros de Gris Tormenta, Zanella explica que todo es intencional y que se trata de captar varias perspectivas sobre un asunto similar, para que la experiencia del lector se vea enriquecida. «Gris Tormenta empezó con esta colección que se llama Disertaciones y todos los libros de la colección son antologías, es probable que después editemos otro tipo de cosas, pero de momento estamos con antologías que siempre parten de preguntas muy específicas. Hay proyectos pensados de aquí a siete años», detalla.

 

¿Por qué editan los editores?

Respecto al origen de la editorial, Zanella dice que no hay mayor misterio. Él llevaba un tiempo ya como editor de revistas, oficio al que llegó de manera accidental, y de pronto tuvo la curiosidad de incursionar en las ediciones literarias. «El nombre de la editorial viene de una inclinación que tengo: el gris es un color que casi no existe en Querétaro. O más que un color, una atmósfera. La atmósfera de nubosidad, de lluvia. Los días lluviosos son los que me hacen sentir más despierto y quería hacerles una especie de homenaje».

Con el mismo énfasis, Zanella expresa la importancia que tiene para todo editor consolidarse no solo en la edición sino en la lectura constante y construir, de ser posible, una biblioteca privada a la que se pueda acceder para buscar «esos libros que aún no existen».

«Me parece que la construcción de una biblioteca personal es el objetivo más grande que una persona puede tener en su vida. Los libros me abrieron un mundo muy importante, ahora me gusta muchísimo ir a las librerías y tocar los libros, ver como se manejan en cada región. No creo poder volver al que era mi mundo antes de los libros […] yo me involucré en la lectura demasiado tarde. Antes de los treinta, había leído a unos quince o veinte autores. No tenía referencias, mis referencias las construí después. Siempre estuve en escuelas técnicas y estudié una carrera que, según yo, no tenía nada que ver con la literatura».

Jacobo resume que su encuentro con la literatura fue tardío, pero apasionado. Descubrió en los libros un recurso para disminuir toda su curiosidad, una fuente de respuesta a preguntas retóricas y absurdas. «Descubrí además que los libros llevan a otros libros […] si en un libro hablan de otro libro, compro ese otro libro y si me gusta mucho un libro, busco más de ese autor», cuenta sobre su relación con los libros.

En este sentido, el editor dice que su trabajo es en muchos aspectos una curaduría de la información, lo que lo vuelve una experiencia estética en sí mismo y no solo un mero vehículo o intermediario entre escritores y lectores, que es lo que algunos quisieran ver en la figura de la editorial.

«Podrías dedicar tu vida a ello y cada vez vas a estar más insatisfecho porque cada vez tendrás menos tiempo de leer, etcétera […] hay libros que yo quiero editar pero que es imposible porque son casi utópicos. Empezar con esas cosas es una gran esperanza, pero si uno empieza con lo más pequeño, más a la mano, se va acercando poco a poco a su objetivo final».

Finalmente, el editor señala que en Querétaro hace falta la crítica, no solo en el ejercicio cultural sino en todos los rubros que integran la vida de la entidad. Más y mejor crítica con el objetivo de que se enriquezca la experiencia de quienes habitamos este espacio es un panorama deseable para Jacobo. «En Querétaro casi nadie se anima a criticar, obviamente se aprecia que te digan cosas buenas, pero sí cuesta trabajo porque no solo en la literatura, sino incluso a nivel general, en la política, la crítica no existe. Es necesaria esa crítica. Nos hace falta», declara.

Sobre el futuro de Gris Tormenta, el editor apunta: «Me gustaría que nuestros libros traten de contestar preguntas que todo mundo tiene pero que no están puestas por escrito. Tal vez no sean libros trascendentes pero pueden ser necesarios. Los libros que vamos a hacer no existen en las tiendas, existen flotando en un inconsciente pero no están puestos por escrito. Mi idea de la edición es observar y a través de esa observación descubrir cosas que pueden complementar la biblioteca de alguien».


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