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Sala de testigos protegidos, necesaria en juicios por abuso sexual infantil: Vida Plena IAP

Por Karen Munguía - 08/03/2017

Marisol Zabalegui Rodríguez, coordinadora del área de psicología del programa “Corazones Mágicos”, explicó que esta medida busca evitar mayores afectaciones a los menores

 Sala de testigos protegidos, necesaria en juicios por abuso sexual infantil: Vida Plena IAP

Por primera vez en un caso de abuso sexual contra menores fue utilizada la sala especial de testigos protegidos de la FiscalíaGeneral del Estado de Querétaro para que una menor de edad enfrentara a su agresor, quien era su propio tío, y se llevara a cabo la audiencia en la que se declaró culpable al sujeto, dio a conocer Marisol Zabalegui Rodríguez, coordinadora del área de psicología del programa “Corazones Mágicos” de la fundación Vida Plena IAP.

Zabalegui Rodríguez reconoció el uso de esta sala con el fin de evitar mayores afectaciones a los menores que son abusados sexualmente, incluso por familiares, aunque reconoció que la lucha por el uso de la misma y por garantizar la dignidad de la menor de seis años agredida duró varios años. La violación equiparada se cometió en diciembre de 2015, en navidad, en julio de 2016 se denunció el hecho formalmente y de ahí la lucha no cedió.

El agresor, entre otras cosas, obligó a la menor a recibir sexo oral y a practicar, también, sexo oral; su agresor no fue un desconocido, fue el hermano de su mamá, quien este viernes 10 de marzo, en la continuación de la audiencia que se declaró en receso este martes, podría recibir su sentencia y la reparación del daño si así lo determina el juez.

Y aunque para la coordinadora de psicología los avances a la fecha son significativos, sobre todo al evitar la declaración de la menor frente a su agresor, declaró que aún existe un reto en la fiscalía general: proteger y garantizar el principio del interés superior de la niñez. Incluso, recuerdó, Corazones Mágicos colaboró en la denuncia en contra de un padre que abusó de sus seis hijos y quien fue puesto en libertad bajo fianza al haber pagado cinco mil pesos, un hecho que calificó como lamentable al tratarse de una agresión atroz en contra de seis menores de edad.

“Tuvimos que mover cielo, mar y tierra para que pudiera ser una audiencia privada, que la niña no declarara delante del agresor, no se tuviera que parar de frente con él, pero al final de cuentas lo logramos. Pero es increíble el desgaste, entiendo que la posición de los fiscales está siendo de acusadores, la pregunta es ¿quién defiende a los niños? parece que a nadie le importa”, acusó.

El pasado 13 de octubre la LVIII legislatura del estado aprobó incrementar las penas a quienes incurran en el delito de abusos deshonestos en el estado de Querétaro, para que, una vez publicado en el diario oficial de la entidad, quien cometa este delito pueda ser sancionado con una pena de dos a siete años de prisión. La reforma fue publicada el 21 de diciembre de 2016.

Actualmente, en Corazones Mágicos se atiende un promedio de 100 niños mensuales por abuso sexual infantil; a nivel nacional se estima de uno de cada 10 menores de edad sufre de abuso sexual, de ahí, dijo Marisol Zabalegui, la importancia de atender y visibilizar esta problemática.

Tan sólo este 7 de marzo, el fiscal General del estado, Alejandro Echeverría Cornejo, dio a conocer que este lunes se llevó a cabo la audiencia inicial en la que se determinó la privación de la libertad de un profesor de una escuela primaria de El Marqués por presunto abuso sexual cometido en contra de menores de edad; este caso se suma a otros cinco casos aproximadamente donde estudiantes son afectados.

La creación del programa Corazones Mágicos se fundamenta en las altas prevalencias estimadas por organismos internacionales como la ONU, la OMS y algunas organizaciones en México; la problemática a la que se enfrentan las víctimas de abuso sexual infantil; la inexistencia de un programa integral y de atención especializado en la problemática en el estado; la evasión social a esta problemática por ser un tema tabú; el desconocimiento familiar y social del impacto de la problemática en el desarrollo del menor, y el silencio que asumen los sobrevivientes de abuso sexual infantil.


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