Habla Ahmed Galai sobre el impacto mundial de la migración
El Premio Nobel de la Paz 2016 ofreció una conferencia de prensa durante su visita al Hay Festival Querétaro donde habló de la migración forzada, la cual ha costado la vida a más de 40 mil personas en los últimos 14 años.
Entre 2010 y 2011, la llamada Revolución de los Jazmines sacudió Túnez. El mandatario al frente de un gobierno autocrático, Zine El Abidine Ben Ali, se vio obligado a dimitir luego de manifestaciones que movilizaron a prácticamente todo el país, mismas que tuvieron gran repercusión a nivel internacional. Fue un periodo de inestabilidad social y política para la zona del norte de África, sin embargo en Túnez, a diferencia de otros países como Egipto, Libia y Siria, la transición democrática se logró y menos de un año después de las primeras manifestaciones se realizaron las elecciones de la Asamblea Constituyente que llevarían a la adopción de una nueva Constitución, así como a la posterior elección de Moncef Marzouki como presidente del gobierno.
Como consecuencia, el Cuarteto para el Diálogo Nacional Tunecino, integrado por las organizaciones civiles Unión General Tunecina del Trabajo; Unión Tunecina de la Industria, el Comercio y la Artesanía; la Orden Nacional de los Abogados de Tunicia y la Liga Tunecina de los Derechos Humanos, se hizo acreedor al Premio Nobel de la Paz en su edición 2015 por haber sido factor clave en el avance del país árabe a un sistema político de democracia plural. Fue la fuerza de la sociedad civil la que llevó a esta nación a alcanzar un estatus político sin precedentes.
En días recientes, como parte de las actividades del Hay Festival Querétaro, Ahmed ben Tahar Galai, vicepresidente de la Liga Tunecina de los Derechos Humanos, ofreció una conferencia de prensa en la que explicó los alcances que la crisis migratoria derivada de los conflictos políticos y sociales de África y Oriente Medio ha tenido a nivel mundial. En la charla, el Nobel de la Paz criticó la postura de los países ricos ante la situación y puntualizó que únicamente en el 20 por ciento de refugiados provenientes de países árabes en conflicto han conseguido asilo en estos, mientras que el resto se han asentado en países en vías de desarrollo.
«Estas personas no están viajando por placer, para conocer el mundo, sino que están huyendo de la muerte» expresó con respecto a la frivolidad con que Europa ha manejado la situación al sellar sus fronteras, «cerrarles las puertas no va a evitar que la migración pare, solo provocará que los migrantes mueran en el intento» y agregó que, a lo largo de los últimos 14 años, un estimado de 42 mil personas han perdido la vida en sus trayectos de migración forzada, muertes de las cuales 20 mil han ocurrido en el Mar Mediterráneo.
Para Galai, quien a través de la organización social que representa ha llevado a cabo un programa en las costas italianas que ayuda a identificar a los migrantes que fallecen en su intento por llegar a Europa, la hipocresía de los gobiernos europeos los ha llevado a «llorar lágrimas de cocodrilo» por la crisis humanitaria de los refugiados, sin asumir apenas la responsabilidad moral de atenderla.
El sueño a largo plazo de Ahmed Galai es la construcción de un foro mundial en el que todas las partes involucradas en la crisis migratoria participen, en el que se puedan poner sobre la mesa los retos para llegar a un sistema de justicia en el que se respeten los derechos de los migrantes, atendiendo también las necesidades del país receptor. Un espacio en el que los derechos humanos sean el centro en la toma de decisiones de políticas públicas, que sirva a los países ricos para promover el desarrollo en países más pobres y que se logre, consecuentemente, una repartición más equitativa de las riquezas.
Mientras ese objetivo se alcanza, Galai y otros miembros de las organizaciones civiles de todo el mundo presionan a los gobiernos que han firmado acuerdos de ayuda internacional, en los que teóricamente se garantizan servicios de alimentación, salud, educación y asesoría jurídica para refugiados, de facto los cumplan. «Lo que buscamos los defensores de los derechos humanos es dar esa visión al mundo de la migración como un efecto positivo en el que sumen las culturas, más que pelearse. La migración es para aportar riqueza, no para causar muertes» dijo al finalizar la conferencia.