Corazones Mágicos hace visible el abuso sexual infantil para combatirlo: carta abierta
La Asociación Civil, tras recibir comentarios a través de redes sociales en los que se denostaba su trabajo, publicó una carta abierta que pretende explicar la labor que desempeña
Tras la publicación de comentarios a través de redes sociales en los que se denostaba el trabajo de la Asociación Civil Corazones Mágicos, que atiende a menores de edad que han sido víctimas de abuso sexual, el organismo de la sociedad civil publicó una carta abierta, firmada por su colaboradora Marisol Zabalegui Rodríguez, en la que explica el trabajo que realizan.
En la misiva, se da a conocer que en el país solo existen ocho organizaciones de la sociedad civil que trabajan sobre la prevención y el tratamiento del abuso sexual infantil.
Además, se detallan estadísticas sobre el abuso sexual infantil en Querétaro y en México.
La carta abierta, de manera íntegra, es la siguiente:
Hace unos días, una persona en Facebook denunció el trabajo que hacemos en Corazones Mágicos, la organización a la cual orgullosamente dedico gran parte de mi tiempo y energía, como nocivo para los niños y niñas. En el post estaba incluida (¿como prueba?, ¿como alerta?) mi tarjeta de presentación. Hoy me gustaría reafirmar, sin miedo ni vergüenza: sí, yo soy esa, Lic. Marisol Zabalegui Rodríguez, psicóloga, parte orgullosa de una de tan sólo 8 organizaciones de la sociedad civil que en todo el país se dedican a prevenir y tratar los casos de abuso sexual infantil.
El abuso sexual es dolorosamente frecuente por el silencio y, me refiero también, al silencio colectivo y cultural donde nadie quiere decir que existe. Si no lo nombramos, podemos seguir actuando como si no existiera. A partir de verlo y hablar de él estamos en condiciones de advertirlo y afrontarlo.
Ese silencio colectivo termina por hacerse individual en las víctimas que tampoco pueden hablar y defenderse por ser tema vergonzante y genera el daño que ya sabemos. En Corazones Mágicos nos proponemos hablar del abuso sexual infantil, verbalizarlo, hacerlo visible, advertir que sucede y enseñar a actuar en caso de que suceda.
En respuesta a esto, se alza una voz que busca continuar con la impunidad que posibilita que en el mundo, según la OPS, una de cada 5 niñas y uno de cada 10 niños sean víctimas silenciosas de abuso sexual, lo vivan y aguanten con una vergüenza que estigmatiza y predispone para soportar en lo futuro toda clase de violencias y que terminará por convencer a la víctima que es ella y sólo ella la responsable del abuso del que fue objeto.
Con el falso argumento de conservar la “inocencia” de niñas y niños y sin tomar en cuenta que el 90% de los abusos sexuales suceden entre los 3 y 16 años, se escucha una voz que pretende amordazar nuestra labor. Es esta acción “protectora” la que oculta a niños y niñas la dura realidad de que algún ser querido puede hacerles daño utilizándolos como objetos, invadiendo su privacidad, su integridad. 70% de los agresores de abuso sexual infantil son familiares del menor agredido, 20% son conocidos de la familia y sólo un 10% son desconocidos.
Sin dar importancia a que en Querétaro el 15.7% de los niños y niñas que contestaron la Consulta Infantil y Juvenil del IFE en el 2012 hayan dicho que «en su casa tocan su cuerpo y les piden que no lo cuenten», y el 11.7% que «en la escuela tocan su cuerpo y les piden que no lo cuenten».
Esta voz, sobra decirlo, me indigna. Pero además, en este caso, me ha afectado personalmente y, ante todo, me ha dolido: haciendo abuso de mi confianza, me pone en riesgo, me señala, me estigmatiza publicando irresponsablemente mi teléfono, dirección, correo electrónico, apuntándome con su dedo censor como persona peligrosa y de la que hay que cuidarse por no estar dispuesta a seguir guardando silencio.
Reconozco la ingenuidad al suponer que no encontraríamos oposición por parte de aquellos que no desean romper con la forma en que son las cosas. Era de esperarse que tras romper el silencio habría reacciones desinformadas y desinformantes, que desde sus pequeños nichos de poder intentarán callar este movimiento.
Junto con la indignación por escuchar tal grito lleno de miedo, aparece el sentimiento contrario: voces, muchas voces que hoy se pronuncian, que se atreven a romper el silencio y que igual de fuerte y claro hablan, dicen, publican, responden, apropiándose de la labor de nuestra asociación.
Madres y padres de familia, estudiantes, profesionistas jóvenes y otros con mucha experiencia, maestras y maestros, directores de escuela, periodistas, entre otros: #RompeElSilencio es ahora propiedad de muchas personas que cada día con más consciencia estamos dispuestas a ya no callar para algún día poder lograr el anhelado deseo de terminar con el abuso sexual infantil.
Necesitamos seguir enseñando a niños y niñas que su cuerpo es valioso, que ellos lo pueden cuidar, que deben confiar en él cuando algo no les gusta, que NADIE, absolutamente NADIE puede tocar su cuerpo de manera que los haga sentir incómodos o confundidos y para ello tienen un escudo protector en su derecho a decir NO y nunca guardar silencio para mantener el secreto.
Escuché esa voz que afirma sin fundamentos que enseñar esto a niños y niñas es pervertirlos. Seguramente en el camino encontraremos otras voces que les moleste nuestra labor, pero eso sólo querrá decir que estamos rompiendo esquemas, informando, quitando tabús. El camino ya lo estamos andando y ya no es sólo nuestro. ¡Ahora es la oportunidad de todos y seguiremos hablando fuerte, haciendo camino al hablar!
Psic. Marisol Zabalegui R.