Jalisco, Guerrero y Michoacán, las lecciones para Querétaro
Es importante dejar a un lado la calumnia mediática, para dar paso a las investigaciones serias
Dicen que la historia nos debe servir para aprender de ella y no cometer los mismos errores que otros cometieron. Michoacán y Jalisco son dos ejemplos que Querétaro, su población y sus candidatos, deberíamos analizar para evitar escenarios como los que se han vivido en aquellas entidades, por la presencia del crimen organizado.
En Michoacán, la incapacidad de los gobiernos estatales derivó en un empoderamiento de grupos criminales que costó cientos sino es que miles de vidas. A partir de ello surgieron grupos de autodefensas, se requirió de la presencia, por cierto cuestionada, de un comisionado especial, así como de millonarios recursos durante varios años, a fin de recuperar el estado de derecho.
En Jalisco, los hechos del pasado 1 de mayo, cuando se intentó detener al líder del cártel Nueva Generación, mostraron la capacidad que tiene el narcotráfico para poner en jaque a una población; y peor aún, nos habla de la incapacidad estatal para evitar su permanencia en esa entidad.
Por ello, Querétaro debe poner sus barbas a remojar. Y ahí radica la importancia de que los candidatos aborden este tema en sus plataformas, propuestas y debates. El tema es serio y va más allá de pruebas toxicológicas que recojan la muestra de 48 horas antes.
De ahí la importancia de conocer los antecedentes de los candidatos, la forma en que han obtenido su patrimonio y si existe o no conflicto de intereses. Y no sólo de los que buscan la gubernatura, sino también las alcaldías y las diputaciones.
¿Quién nos asegura que de los 137 candidatos a alcalde no existe alguno que pudiera tener vínculos con el crimen organizado? Sería una ridiculez que por un lado se apliquen decenas de operativos con fuerzas militares, estatales y municipales; y por otro lado, se abriera la puerta de la presidencia municipal a la delincuencia.
Basta recordar que en el país hemos encontrado diversos casos de complicidad entre las autoridades municipales, legisladores y mandatarios estatales con grupos del crimen organizado, como ejemplo: el caso Iguala.
Es importante dejar a un lado la calumnia mediática, para dar paso a las investigaciones serias. Sería un grave riesgo que no sólo se refugiaran aquí, sino que también tuvieran el poder público, policiaco y político.
Los hechos están a la mano de quien quiera verlos:
Ya se ha documentado Querétaro fue el estado donde se refugió el Kike Plancarte, uno de los líderes de Los Caballeros Templarios, hasta que fue abatido por la Marina, igualmente fue el estado donde vivía Héctor Beltrán Leyva, líder del Cártel de los Beltrán Leyva.
Recientemente la prensa nacional ha señalado, con base en fuentes federales, que El Mencho, líder del Cartel Jalisco Nueva Generación, se podría haber refugiado en Querétaro.
Querétaro forma parte del bajío, zona que es disputada por los Caballeros Templarios y el Cartel Jalisco Nueva Generación, como lo ha advertido la consultoría de inteligencia en seguridad Stratfor.
La marihuana y las metanfetaminas son las drogas que más decomisó la PGR en 2014 en Querétaro. Los principales laboratorios clandestinos de fabricación de drogas que han sido asegurados eran para producción de ese tipo de estupefaciente.
Con estos antecedentes, sería muy ingenuo pensar que la entidad está ajena al riesgo de Jalisco, Guerrero y Michoacán.