¿Quién era Gail Castro? Hermano de Markitos Toys, asesinado en Ensenada

Gail Castro, conocido como “Gail Toys”, fue un influencer sinaloense que construyó su imagen en redes sociales a través del lujo, la ostentación y un estilo de vida ligado a la narcocultura. Hermano del famoso creador de contenido Markitos Toys, Gail compartía en sus plataformas fotografías y videos de autos de alta gama, relojes costosos y viajes exclusivos, una narrativa que en diversas ocasiones lo acercó a figuras del crimen organizado.

Su asesinato ocurrió la tarde del 28 de marzo de 2025 en Ensenada, Baja California. Mientras se encontraba en el acceso al restaurante Villa Marina, sujetos armados lo atacaron a balazos, hiriéndolo en el rostro, el brazo y el estómago. Aunque las autoridades llegaron minutos después, no se registraron detenciones.

Un influencer ligado a la narcocultura

Gail Castro no solo era hermano de Markitos Toys, sino que también formaba parte de su círculo de creadores de contenido conocidos como “Los Toys”. Con más de 260 mil seguidores en Instagram y 117 mil suscriptores en YouTube, su contenido giraba en torno a exhibir una vida de excesos que, al igual que su hermano, parecía inspirada en los estilos de vida promovidos por el narcotráfico.

Los vínculos con Los Chapitos

Markitos Toys, cuyo nombre real es Marcos Eduardo Castro, ha sido señalado en diversas ocasiones por su presunta cercanía con Los Chapitos, facción del Cártel de Sinaloa liderada por los hijos de Joaquín “El Chapo” Guzmán. En redes sociales, se le ha visto en eventos y reuniones con personajes vinculados a este grupo criminal.

El asesinato de Gail Castro se suma a una serie de hechos violentos que han afectado a la familia Castro en los últimos meses. A principios de 2025, una vivienda de sus padres en Culiacán fue atacada por un comando armado, y en diciembre de 2024, su hermano Kevin Castro, alias “KC Toys”, fue secuestrado en el Aeropuerto de Culiacán.

Hasta el momento, las autoridades no han proporcionado información sobre los responsables del asesinato ni los motivos detrás del ataque, pero el contexto en el que ocurrió genera interrogantes sobre los riesgos de la exposición pública en un entorno marcado por la violencia.