La crucifixión de Jesús y los devotos que la representan en Querétaro
Este año marcharon en penitencia 1200 personas, quienes tuvieron que acudir a un retiro espiritual de una semana para poder participar en la Procesión del Silencio en su edición número 57 y la segunda después de la Pandemia
En celebraciones por la crucifixión de Jesucristo en la tradición católica se enmarca la Procesión del Silencio, que en esta ocasión congregó a mil 200 penitentes que caminaron cargando cruces de mezquite, cadenas en los pies y otros cargando figuras religiosas como forma de expiar sus pecados.
La penitencia, que salió desde el Templo de la Santa Cruz, recorrió las principales calles del Centro Histórico en las 30 hermandades y congregó a al rededor de 20 mil personas que inundaron las calles para ver el recorrido de personas de fe con sus distintas vestimentas tradicionales.
Antes de poder utilizar las tradicionales capuchas de colores, o los trajes de luto de las mujeres, estas personas tuvieron que acudir siete días a un retiro espiritual y, al terminar, se les permite caminar con capirote y un hábito de acuerdo con la hermandad a la que pertenecen identificados por un color determinado.
Descalzos, en actitud de humildad, con una pesada cadena amarrada en el pie izquierdo y además cargando en su mayoría una pesada cruz de mezquite, estos religiosos demuestran así su fe en una tradición fuertemente arraigada en Querétaro y otros estados del país con una fuerte presencia del catolicismo entres sus gentes.
Las mujeres visten de negro en actitud de luto rigurso, inclusive con la cara cubierta por un velo, falda larga y un chal, llevando la medalla de la Virgen Dolorosa o la Macarena; hombres y mujeres, todos, en silencio absoluto para así quedar renovados en el perdón por medio de La Pasión, la Muerte y la Resurrección de Cristo.
En esta celebración, cada color tiene un significado: el negro, significa el luto; mientras que el morado representan la Cuaresma, la penitencia y la vigila; el blanco es alegría y luz; mientras que el rojo representa la sangre derramada por Cristo; el azul es el color de la Inmaculada Concepción; el verde simboliza la esperanza y hace referencia a la expectación de la Virgen María ante la crucifixión de su hijo; Por último, los tonos en carmesí son aquellos destinados a las órdenes cardenalicias.