La odisea de transportarse al trabajo en Querétaro
La expansión de la mancha urbana sin un orden claro complica aún más los problemas de movilidad que se viven en la entidad y afecta sobre todo a quienes menos tienen, pues algunas personas hacen hasta dos horas para llegar a sus lugares de trabajo
A las 5:30 de la madrugada suena el despertador de su celular, Carmen Puga, de 37 años, comienza su día para prepararse en lo que seráun viaje de casi dos horas para llegar a su lugar de trabajo, con suerte, podrá hacer media hora si alcanza a irse en la camioneta de sus vecinos.
Carmen es empleada doméstica en una casa ubicada en al interior del complejo residencial Cumbres del Lago, ubicado en la colonia Juriquilla, y tres veces por semana debe hacer este largo viaje desde su casa, en la localidad de Jofrito en la delegación Santa Rosa Jáuregui.
Tras dejar todo preparado para sus tres hijas, Carmen emprende a las 6:30 de la mañana una caminata de treinta minutos para llegar a la parada de autobús más cercana y esperar otros treinta minutos más -si tiene suerte- para que pase el colectivo.
En el camino saluda a sus vecinas de la delegación -que como ella- abordan la ruta para hacer un viaje muy similar. El traslado es ya parte de la rutina, se mantienen las conversaciones de rigor.
El autobús para alrededor de las 8:15 am, y dependiendo del tiempo disponible ese día, habrá de caminar por otros 30 minutos o, si hay prisa, se cooperará con otras para abordar un taxi que les cobrará un aproximado de 80 pesos por llevarlas a su destino.
A veces, el viaje es mucho más rápido y arribar a la casa donde labora en punto de las 9:00, le toma media hora. Eso ocurre cuando tiene la oportunidad de irse con sus vecinos, quienes trabajan en la jardinería y le ofrecen un aventón cuando sus servicios son solicitados en ese mismo fraccionamiento.
A las tres de la tarde, Carmen camina un trayecto de 20 minutos para esperar al pie del libramiento Norponiente a su cuñado; quien en aproximadamente una hora llegará para trasladarla de nuevo a su casa. La señora Puga tiene una jornada laboral de cuatro horas e invierte casi tres en el proceso de traslado.
La expansión de la mancha urbana sin un ordenamiento complica aún más los problemas de movilidad que se viven en la entidad y afecta sobre todo a quienes menos tienen. Los nuevos fraccionamientos, diseñados para que el tránsito de autos particulares, poco a poco se convierten en fuentes de trabajo para muchos queretanos que deben lidiar con la inaccesibilidad de estos complejos.
La ineficiencia del transporte público con la escasez de rutas y la poca frecuencia con la que éstas pasan en las comunidades periféricas, convierte en una misión titánica llegar a los espacios de trabajo para aquellos que no cuentan con auto propio. Sus opciones se reducen a gastar importantes sumas de dinero en taxis o transporte privado, agruparse en autos, además de caminar largas distancias.
Por si fuera poco, muchos de los condominios como en el que labora Carmen se encuentran al pie de avenidas de alta velocidad; las cuales no han sido acondicionadas para el tránsito de peatones. Carecen de puentes peatonales, semáforos o topes que obliguen a los autos a reducir la velocidad, las personas que desean acceder a pie por las improvisadas entradas de los residenciales deben hacerlo arriesgado su integridad física.
Existen muchas personas que, como Carmen, se ven directamente afectadas por la insuficiencia de un sistema de transporte público que comunique a las localidades periféricas con los centros urbanos, donde se encuentran las fuentes de empleo que les permitirían tener una mejor calidad de vida.
Miriam Vega Sánchez
Editora de productos especiales
Periodista, egresada de la Universidad Autónoma de Querétaro. La escritura es la herramienta que yo he elegido para contribuir a la construcción de una sociedad más crítica y sensible ante las problemáticas enfrentamos como humanidad. He desempeñado esta profesión desde el 2018 y estoy ávida de incorporar nuevas formas y narrativas a mi trabajo periodístico.