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“Emocionante y sorprendente la participación ciudadana”, testimonio de un funcionario de casilla en Juriquilla

Por Nadia Paola Bernal Benítez - 07/06/2021

Rodolfo Lira Montalbán es un ciudadano que le tocó vivir de cerca el jornada electoral este domingo como escrutador de la casilla ubicada en la Plaza de Toros de Juriquilla.

 “Emocionante y sorprendente la participación ciudadana”, testimonio de un funcionario de casilla en Juriquilla

Con la participación de más de un millón 464 mil funcionarios de casilla,  19 mil 410 observadores electorales y más de 1.1 millones de representantes de partidos políticos y candidaturas independientes, concluyó la llamada histórica jornada electoral en el país. En Querétaro, la participación ciudadana de este domingo 6 de junio alcanzó el 52 por ciento de la lista nominal bajo el contexto de la pandemia por COVID-19: 820 mil queretanos y queretanas votaron.

Rodolfo Lira Montalbán es un ciudadano que le tocó vivir de cerca el jornada electoral este domingo como escrutador de la casilla ubicada en la Plaza de Toros de Juriquilla. Entre las funciones que realizó están instalar y clausurar la casilla, efectuar el escrutinio y cómputo de la votación, contar la cantidad de boletas depositadas en cada urna y contar el número de votos emitidos en favor de cada candidatura.

Tras concluir la jornada electoral, Rodolfo calificó como “emocionante y sorprendente” la participación ciudadana; así como la paciencia, tras los retrasos  que hubo para instalar la casilla, en la que, dijo, había 516 personas registradas en el padrón electoral, de las cuales asistieron a votar 400 personas.

“Fue hasta emocionante ver a tanta gente, a pesar de que tuvieron que esperar hasta tres horas en la fila, ahí se quedaron esperando y fueron pocos los que se quejaron y creo que ninguno abandonó la fila y eso fue sorprendente”, recordó.

El ciudadano explicó que el retraso que tuvieron para instalar y abrir la casilla se debió a la inasistencia de dos funcionarios de casilla y que, de acuerdo a las autoridades electorales, para suplir el lugar faltante se deberá elegir a ciudadanos que se encuentren en la fila, listos para emitir su sufragio. El único requisito que deben cumplir es tener su credencial para votar vigente, y estar inscritos en la lista nominal.

“Empezamos un poco tarde porque resulta que la hora de abrir los paquetes electorales es a las 7:30 de la mañana; sin embargo, dos de los funcionarios de casilla que ya habían aceptado, que ya habían tomado los cursos, no asistieron. Entonces, por procedimiento, hay que nombrar nuevos funcionarios y reacomodar todo, entonces, eso te limita a abrir a las 7:30 de la mañana y el nuevo horario de apertura es a las 8:15, pero  a las 8:00 ya había, por lo menos, 100 personas formadas”, detalló.

Lira Montalbán dijo que la parte que no le gustó de la organización fue que solo les dan media hora para armar la casilla y tener todo listo, lo cual consideró es “materialmente imposible”, sobre todo porque deben hacerlo de forma cuidadosa y apegándose a los requerimientos establecidos por el Instituto Nacional Electoral (INE).

“Por muchas ganas que le eches, que te puedo afirmar que le echamos muchas ganas, fue un equipazo, y gente muy preparada y jóvenes muy entusiastas, pero con todas las ganas que le echamos nos tardamos una hora, fue muy complicado y es que hay muchos requisitos”, añadió.

Fue hasta poco después de las 9:00 de la mañana cuando Rodolfo y sus compañeros abrieron la casilla, y aunque “había gente muy molesta”, recordó,  “algunos salimos a dar explicaciones y lo entendieron”.

“Los primeros que se formaron estuvieron hasta dos horas y media de espera, y con todo y eso ahí estuvieron  al pie del cañón y fue algo emocionante y que te motiva. Todos llevaban la misma idea de formarse tempranito pues para tener su domingo libre, pero ya para la una de la tarde ya no había gente y te atendíamos primero. De la una de la tarde  a la seis, había un ciudadano cada 10 minutos, o sea para nosotros el golpe de la mañana fue intenso”, especificó.

Finalmente,  Rodolfo Lira Montalbán, dijo que participar en esta jornada electoral le permitió tener un mayor acercamiento con sus vecinos, e incluso, conocer alguna de sus historias, como la de un señor de 94 años que acudió a emitir su voto.

Recalcó que este fue una “fiesta” que les pertenece a la ciudadanía, por lo que pudo atestiguar que fue un proceso “transparente” y con mucha especialización.

“Este proceso electoral es para nosotros y el gusto de ver a tus vecinos participando de tu colonia es como una kermés”, concluyó.

Finalmente, Rodolfo se autodefine como un aficionado a escribir cuentos y relatos, y compartió con Códice Informativo su propia perspectiva de la jornada electoral a través de un texto que compartimos, íntegro, a continuación:

Primer escrutador

Rodolfo Lira Montalbán

Las cervezas y la carne asada estaban listas, la mesa puesta, llegaron todos puntuales con el platillo que les tocó. Pero siempre, hay un “prietito” en el arroz: uno de los compadres, se excusó de asistir a la comida dominical, una contingencia importante que se lo impedía: su nombramiento como funcionario de casilla para las elecciones que se celebraban ese día. El compromiso era para él: ineludible.

El nombramiento como; primer escrutador, lo sorprendió, su primer reacción fue la de evadir su responsabilidad, quiso improvisar un pretexto convincente, pero algo dentro de él, lo espoleó para aceptar.

Sus amigos reclamaron: ¿Cómo era posible que, el asistente más entusiasta a las reuniones, hubiese preferido aceptar el cargo, a convivir con ellos? En su defensa alegó, que la patria, le estaba haciendo un llamado. Que en los cursos de adiestramiento para funcionarios de casilla, le hicieron saber: que los funcionarios insaculados al azar, son los que vigilan, cotejan y cuentan los votos. Las autoridades sólo informan lo que los ciudadanos ejecutan. Los fraudes son ahora: difíciles de consumar.
Sus argumentos encendidos, carecieron de peso para el grupo. Su incredulidad a todo lo que oliera a partidos políticos, a resultados electorales, era poderosa y por desgracia; comprensible. Las decepciones coleccionadas a través de tantas promesas incumplidas, los hicieron desconfiados. Y a él: indeciso.

Venciendo dificultades de toda índole, entre ellas la pereza y la modorra, obedeció al despertador cuando, patriótico, sonó a las seis de la mañana, de ese domingo seis, del mes seis. Bañado y ataviado con su camisa dominguera, salió con rumbo a la casilla, en donde poco a poco fueron llegando: el presidente de casilla, los secretarios, los escrutadores, los representantes de partidos, la instructora del Instituto Nacional Electoral y más de cuatrocientas personas, que hicieron fila por más de dos horas con paciencia, con civilidad, con la emoción de aportar su grano de arena para afianzar la siempre tambaleante democracia. Pero sobre todo, para poder ver a la cara a sus hijos y nietos, con la satisfacción de dejarles un mejor país.

El proceso transcurrió en paz, con optimismo. El ambiente era festivo, vecinos intercambiando saludos, felicitándose mutuamente. Sacaron a orear sus principios y sus credenciales de elector, las había muy usadas, otras, recién estrenadas, y un par, para bochorno y decepción de todos: vencidas.
Con las urnas llenas y el horario cumplido, se suspendió el acceso a votantes remisos, se contaron los votos, se llenaron las actas. Cuando el reloj marcó las veintitrés horas, con emoción y en medio de aplausos, se firmó de conformidad y se declaró el cierre.
Muchas anécdotas emotivas, habitaron desde ese día en la memoria de los funcionarios: una electora solicitó que, de ser posible, no se le aplicara tinta indeleble en el pulgar. Mostró sus manos descarapeladas. La dermatitis había sido severa con ella. Conmovidos, le explicaron que el reglamento es muy específico al respecto, pero, solidarios, aplicaron una porción ridícula.

— ¡Échele más, joven! aunque me arda, quiero cumplir.

En sus cuellos y espaldas, cargaban dolores felices, el deber cumplido es el mejor sedante. No hay manera de quejarse ante el desfile de bastones, de sillas de rueda, tripuladas por nonagenarios votantes resueltos, con sonrisas de esperanza.

Al día siguiente; para compensar a los amigos, por su falta de asistencia a la comida y por haber cumplido, a pesar de todo, con votar, los invitó a un restaurante lujoso.
El mesero, solicitó con propiedad:
— Señor: ¿Tiene usted lista su elección?
— Por supuesto, más que lista, y a mucho orgullo. Mi elección fue completada con éxito. Feliz de saber, que cumplimos una vez más, como ciudadanos. Que no fallamos a aquellos que, por nosotros, dieron su tiempo, su salud y hasta su vida, para que, con seguridad, podamos depositar nuestro voto en las urnas, y no las cenizas de los luchadores sociales, en otras urnas.

Fueron héroes, murieron frente al pelotón de fusilamiento, o por la espalda, en forma cobarde, por quienes, desde el poder, les dispararon. Antaño se les combatía con balas, hoy, con votos. En algunas regiones del país, la práctica continúa, ellos matan con balas, el gobierno abraza, ellos atacan a inocentes, el régimen contraataca con limosnas, con descalificaciones, que nos separan, nos clasifican.

De ahí, la importancia por demostrar que tenemos un dique llamado voto, que se contrapone a cualquier ambición, a los excesos, a la estupidez. Con nuestros cubre bocas en ristre, luchando contra los virus que también matan, salimos muchos a cumplir, a votar con valor, con alegría.


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