¿Cómo ser deportista en tiempos de pandemia?
El reto no es poco, la mayor parte de los espacios deportivos y parques públicos en la ciudad han cerrado sus puertas por indicación de las autoridades
Con el sol oculto y la mayor parte de las calles vacías, los alrededores del Cerro de las Campanas se han vuelto un refugio para todos aquellos que buscan ejercitarse sin que las restricciones por el coronavirus les impidan la tarea.
El reto no es poco, la mayor parte de los espacios deportivos y parques públicos en la ciudad han cerrado sus puertas por indicación de las autoridades; los lugares abiertos son ahora la última opción para aquellos que buscan realizar alguna actividad deportiva.
A la lejanía, tendida sobre el pasto, se ve una pareja haciendo flexiones, lagartijas y hasta un poco de yoga; más allá, un grupo de jóvenes realiza abdominales; a la distancia, personas pasan corriendo, trotando o caminando: recorriendo la ruta imaginaria que han trazado en sus cabezas.
Entre todos ellos, la sana distancia… involuntaria: son tan pocos que el espacio tan amplio permite que haya muchos metros entre uno y otro. El circuito que rodea al Cerro las Campanas y parte de la Universidad Autónoma de Querétaro cuenta con un área suficiente para evitar que haya interacción entre los concurrentes, y, al menos en la práctica, se cumple con el distanciamiento social.
La indicación de las autoridades ha sido clara: quedarse en las casas, mantener al menos metro y medio de distancia y salir solo para lo esencial, ¿pero ejercitarse no es esencial?, probablemente no al nivel de buscar alimentos, pero al menos sí para mantener la mente clara en momentos de reclusión.
Ajenos, tal vez, a las recomendaciones, un par de adolescentes se ha dado cita en el lugar para andar en patineta y grabarse haciendo algunos trucos con la tabla. No deben rebasar los 15 años, y alegres observan en el celular los últimos videos que han capturado.
A unos cuantos metros, un perro gustoso olfatea el pasto y los troncos de los árboles, sus dueños caminan a su lado charlando con ánimo sobre temas que solo incumben a su cotidianeidad. El lugar se encuentra tan en calma que es imposible imaginar que, hace solo un par de semanas, estas mismas calles estaban repletas de autos estacionados y de gente caminando de un lado para otro.
Son tiempos de pandemia y las dinámicas sociales se han ajustado; no en el ideal de las autoridades, pero al menos sí, en las posibilidades de los queretanos.