Román Miranda explora las relaciones familiares y la memoria en ‘Reflejos Sordos’

Una observación atenta de su entorno ha sido parte fundamental del proceso creativo que el artista Román Miranda ha seguido a lo largo de su trayectoria, lo cual lo ha llevado a plasmar en su obra versiones reflejadas de lo que está a su alrededor. Así, la representación de retratos familiares y de objetos que acompañan la cotidianidad se convirtieron en temáticas que aparecen con frecuencia en su trabajo artístico, sin embargo, en años recientes un nuevo tópico se ha incorporado a su obra: la memoria.

En ‘Reflejos Sordos’, exposición que inaugura este viernes 20 de julio, en punto de las 20:00 horas, en el Museo de la Ciudad, Miranda recurre a un políptico para hablar de memoria y familia a través de las representaciones de su mujer, acompañada de sus dos hijos; del perro de la familia; de árboles que hacen referencia a las edades de sus hijos; de botones florales que aluden a recuerdos compartidos; y con un autorretrato doble del que emana un árbol. Estas son algunas de las partes que integran una pieza de grandes proporciones que, a decir del creador, emula en cierta forma a un retablo.

«Nuestra memoria es selectiva, y al final de cuentas tiene que ver con nuestro pasado, pero creo que recordamos las cosas muy distintas a lo que fueron con el paso del tiempo, ya sea porque las olvidamos o porque las hemos ido modificando aunque sea inconscientemente; hemos ido alterando nuestra propia historia a través del tiempo y de la memoria», reflexiona Miranda sobre el camino que siguió para generar imágenes de recuerdos que, a veces, «no nos hablan como quisiéramos».

‘Reflejos Sordos’ está acompañada por un texto de sala escrito por el poeta tabasqueño Francisco Magaña. La muestra permanecerá abierta al público hasta el 16 de septiembre.