Emilio, el niño que crece un polvorón a la vez
Tiene cuadriparesia espástica y necesita 80 mil pesos para seguir sus tratamientos, pero mientras trabaja en la empresa familiar de galletas de polvorón
Cuando Emilio nació, los médicos le dieron pocas posibilidades de vida; con solo 28 semanas de gestación, sufrió una neumonía que colapsó uno de sus pulmones, lo que le provocó una lesión cerebral. Emilio es uno de los 433 bebés prematuros que nacen al día en México, y uno de los 15 millones de bebés que nacen anualmente en el mundo en estas circunstancias.
Hoy, pese a los pronósticos adversos de los doctores, tiene 8 años de edad y ha logrado sobreponerse de manera notoria a las afectaciones de su salud, sin embargo, por la lesión cerebral, padece cuadriparesia espástica, una parálisis que le impide caminar o mantener una conversación.
La hazaña de sobrevivir no es poca si se toma en cuenta que, a nivel nacional, de acuerdo con el Instituto Nacional de Perinatología, el 43 por ciento de los prematuros muere en la primera semana de vida.
Actualmente vive con sus papás y tiene un hermanito de un poco más de 1 año de vida. Emilio no pierde la fe y sueña con un día poder caminar, continuar con sus estudios y, por qué no, convertirse en un luchador profesional.
Pese a las complicaciones motrices, acude a la escuela El Movi, una institución educativa que acepta entre sus estudiantes a personas con alguna discapacidad.
Emilio está en silla de ruedas, es pequeño y delgado; como parte de sus terapias está aprendiendo a moverse sólo por la escuela, tiene fuerza en los pies pero no en los brazos. Moverse por la escuela le permite activar sus extremidades superiores, y hasta el simple hecho de tomar un vaso de agua le ayuda a continuar con las terapias físicas que todos los días debe tomar.
En su salón de clases hay más de 10 niños, de ellos algunos también tienen alguna discapacidad, y está aprendiendo con el tiempo a acoplarse a sus compañeros. De acuerdo con América González, la directora del preescolar, la terapia social es una de las principales actividades en las que debe trabajar, pues aún tiene problemas para hilar sus pensamientos y concentrarse en temas específicos cuando habla.
Para sus educadoras ha sido fácil acoplarse a Emilio: es tierno, inteligente y luchador, ha logrado pasar decenas de obstáculos junto su hermano y sus padres, así como todas las personas que están a su alrededor, quienes son el impulso, dice, para lograr las metas que se ha propuesto.
Emilio habla con gran entusiasmo de Don Polvorón, la empresa que ha formado su familia y que hasta el momento ha permitido costear sus estudios y terapias. Don Polvorón vende galletas y, a últimas fechas, casas de galleta de jengibre.
Estas casas de galleta son tan “buenas”, cuenta, que incluso se le antoja probarlas, pero hacerlo implicaría romper su dieta, la cual es necesaria para que baje de peso y que las terapias que recibe le ayuden realmente a mejorar su motricidad.
Sobre qué quiere ser de grande, Emilio lo tiene muy claro, recuerda que es fan de La Parka y muy amigo de Mr. Electro: lo imita… sonríe… Sin decirlo de manera abierta, esa sonrisa en su rostro denota su deseo por convertirse en luchador profesional.
A lo largo de su vida, Emilio ha sido sometido a infinidad de terapias físicas para continuar con su desarrollo; además de terapias, Emilio requiere de férulas, una andadera y otro tipo de aparatos que le ayudan a mejorar su postura, equilibro y desplazamiento; sin embargo, sus papás no cuentan con la solvencia económica necesaria para ello, de ahí nació el negocio de polvorones en el que Emilio colabora y que quiere ver crecer,
Las terapias las toma ahora en la Universidad Autónoma de Querétaro (UAQ), porque antes lo hacía en el Centro de Rehabilitación Integral de Querétaro, sin embargo, de repente dejaron de atenderlo. A la UAQ va dos veces por semana a tomar terapia física y una vez a la semana equinoterapia; estas últimas son gratuitas, el rancho al que acude se ha sumado a la causa y ha apoyado a la familia.
Sin embargo, para continuar su rehabilitación, Emilio necesita del apoyo de más personas, ya que requiere 80 mil pesos para poder pagar su atención médica, comprar los aparatos que requiere y pagar su escuela.
Es por ello que Dremit, una plataforma de crowdfunding, lo está apoyando a obtener dicho recurso para poder financiar sus necesidades, incluso poder impulsar su negocio para que de esta forma no sea necesaria una segunda colecta de recursos.
La recaudación concluye el 27 de noviembre, de los 80 mil pesos que se requieren se han juntado 52 mil 100 pesos, es decir un 65 por ciento del total; sin embargo, es importante obtener un 80 por ciento de lo requerido para que la fondeadora entregue el recurso, de lo contrario lo aportado hasta el momento tendrá que ser devuelto a las 92 personas que han apoyado.
Las donaciones van desde 50 pesos hasta mil pesos y dependiendo el monto hay una recompensa; puede ser un cilindro, una pulsera, un termo o hasta la fumigación de tu casa, e incluso, para obtener más recursos una clínica de tatuajes los hará por 200 pesos a quienes esta causa el 26 de noviembre, a fin de incrementar lo que hasta ahora se ha recaudado.