Paola Espinosa reta a la vida para ser campeona olímpica

Para Paola Milagros Espinosa Sánchez, nacida en la Ciudad de México el 31 de julio de 1986 nada ha sido sencillo… A pesar de las impresionantes alturas a las que ha proyectado su carrera, una carrera casi perfecta, la Niña de los Milagros enfrentó a la vida desde antes de nacer, cuando su madre, doña Remedios Sánchez, tuvo que enfrentar un embarazo de alto riesgo… Sin la conciencia de la vida aún, Paola ya estaba enfrentando a su destino… Un destino al que siempre ha podido vencer…

“Me pusieron Milagros porque no iba a nacer, porque tenía un tumor mi mamá  en la “panza” y si crecía más el tumor que yo pues yo me moría, yo crecí más y mi mamá me puso Milagros por eso y al final dije que feo nombre no me gusta no me digan nunca Milagros, pero con el paso del tiempo me fui dando cuenta que a veces lo que traes lo tienes desde que eras un feto, desde que estás en la panza de tu mamá porque así lo luché, porque me aferré a vivir y una vez que estuve en la vida no ha pasado ningún día a que no me aferre a conseguir lo que quiero. Si creo en Dios, creo que él me dio éste talento y que he sabido aprovecharlo, muchas veces buscamos en lo que somos buenos y tardamos mucho y a veces tardamos toda su vida en encontrarlo, yo me siento muy afortunada porque desde chiquita supe que esto es lo que me gusta hacer y entonces sí creo que para mí Dios me ha marcado un camino”…

LA BATALLA DE TODOS LOS DÍAS… Paola es la única clavadista de la ahora prestigiada y mundialmente reconocida escuela mexicana de clavados, que ha podido alcanzar un campeonato del mundo… Además, con su poderosa determinación, ha conquistado dos medallas olímpicas, algo de lo que prácticamente nadie en México puede presumir… Pero son conquistas que comienzan con el despertar de cada día…

“Mi motivación principal es la pasión por lo que hago, el poderme levantar cada día aunque me duela todo el cuerpo y aunque esté muy cansada peor cada vez que entro a la alberca y huelo el olor a cloro y empiezo a caminar y vengo a entrenar, veo las plataformas, empiezo a tirar clavados es cuando me doy cuenta que en serio es algo que amo y que me apasiona, yo creo que no hay mejor motivación que amar lo que haces”.

Soñar profundo, soñar bonito, visualizar luego que todo aquello que se ha imaginado se pueden materializar, Paola se siente afortunada de sus capacidades, de sus oportunidades, oportunidades que sin embargo no ha sido fácil aprovechar… “Hace muchos años primero soñé en ir a unos Juegos Olímpicos, después ser medallista, después ser doble medallista, así que estoy muy contenta de tener una vida tan afortunada y que Dios me haya regalado la oportunidad de tener este talento para poder seguir soñando. Me faltan muchas cosas porque más allá de ser una deportista soy una mujer y soy una persona de carne y hueso con muchos sueños como cualquier otra persona fuera de una alberca, obviamente deportivamente hablando lo que más quisiera y por lo que regresé después de Londres a cursar otro ciclo olímpico es porque quiero una medalla de oro en los Juegos Olímpicos, pero en si me he quedado con ganas de hacer muchas cosas también fuera de la alberca, ya quiero terminar la escuela, y tener mi título, muchísimas cosas que quisiera hacer una vez que me salga de la alberca”.

UNA MEDALLA OLÍMPICA… En la vida deportiva de México son menos de un centenar los hombres y mujeres que pueden sentirse satisfechos de haber subido a un pódium en unos Juegos Olímpicos, Paola lo ha hecho dos veces, una meritoria medalla de bronce en Beijing 2008 y luego una plata con sabor a oro en Londres 2012, pero una medalla olímpica es mucho más que sólo metal… Ella lo sabe mejor que nadie…

“¿Qué es una medalla olímpica? Es metal, no es ni oro, ni plata ni bronce, es simple metal, pero lo que encierra una medalla olímpica, encierra toda tu vida, yo llevo 21 años haciendo clavados, viniendo a la alberca diario y viniendo a sesiones y estando 8 horas diarias aquí en la alberca, te puedo decir, es el sueño de cualquiera muy pocos en México tenemos la fortuna de decir soy doble medallista olímpico, encierra felicidad, gozo, pasión, amor y sobretodo satisfacción de haber logrado todo lo que quisiste”…

EL CAMPEONATO MUNDIAL… Pocos mexicanos podemos decir que somos los mejores del mundo en lo que hacemos… En el deporte se refleja también la sociedad… Por eso, cuando alguien rompe con los estereotipos y se sublima, cuando alguien nacido en  nuestro país nos muestra de lo que somos capaces, hay un orgullo inmenso… Paola Espinosa rompió con esa maldición que impidió a generaciones completas de clavadistas mexicanas ganar el Campeonato del Mundo… Roma, Italia… 2009…. El año que no olvidaremos nunca… Ella y su entrenadora, la profesora china Ma Jin, menos que nadie…

“Yo venía de una varicela de haber estado en cuarentena en China, de no haber entrenado mucho, de llegar a la alberca y que mi entrenadora me dijera por primera vez las competencias no se ganan con todo lo que entrenaste, se ganan con la cabeza, así que ponte lista y haz cada clavado como lo tengas que hacer. En dos días hice la peor competencia de mi vida y la mejor competencia de mi vida, la peor porque casi no paso a la semifinal, tire horrible como nunca en mi vida, pero una vez pasando, que pase de panzazo, pase en 18 y solo pasan 18, me di cuenta que Dios algo grande tenía para mí, entonces al otro día me levanté como sin nada volví a hacer mi semifinal, competí pase en tercer lugar y en la final de 10 metros fue increíble porque es la primera vez que en dos clavados distintos me dan dieces, diez en clavados es un clavado perfecto, terminó la competencia y nos dimos cuenta que éramos campeonas del mundo, nos subimos al pódium, yo veía a lo entrenadora muy emocionada, a mi amiga Claudia Ruíz, inseparable, que también lloraba y todo mundo me abrazaba mucho y cuando me bajo del pódium es cuando me cae el 20 y me doy cuenta que muy pocos podemos decir somos los mejores del mundo haciendo lo que hacemos cada día, entonces la verdad es que nunca voy a olvidar esa competencia fue un 2009 inolvidable para mi, una experiencia increíble porque aparte le pude ganar a la campeona olímpica,  la entrenadora de la china de Chen fue entrenadora de mi entrenadora entonces creo que las dos el haber sido campeonas del mundo lo sentimos maravilloso”.

Paola Espinosa ha templado su carácter en los triunfos y en las derrotas, en la soledad de los momentos de duda, en el golpeteo una y mil veces del cuerpo estrellándose contra la fosa de clavados, pero hay golpes que duelen mas, en el alma, en la oscuridad de los fracasos… “Me considero una persona de un carácter muy fuerte y aún así clavados ha sido por lo que más he llorado, en el corazón me ha dolido infinitas veces, muchísimo porque ha habido competencias en las que yo espero que me va a ir muy bien y chin llega una lesión, o no me va como yo esperaba o llegan cosas que son externas a lo que yo puedo controlar en la mera competencia y eso duele mucho y lastima el corazón y lastima tu alma y tu ego y creo que eso es lo más difícil de superar”.

SU DOLOR MAS PROFUNDO… Su inquebrantable fe tiene un oculto motor, una razón por la que sigue adelante, aunque le duela el alma, aunque no pueda escuchar esa voz que la motivaba y la impulsaba, quien dice que alguien tan fuerte no puede tener un dolor y una herida que nunca cierra.

“Tuve la desgracia de perder a mi papá, no sabes es el dolor más fuerte que he tenido en mi vida, y cada vez se vuelve peor pero sí creo que el tener a mi familia y tener a Dios cerca me ha dado la fortaleza para poderme levantar y poder decir yo estoy viva y quiero vivir bien y quiero hacer lo que mi papá hubiera estado orgulloso porque mi papá me vio ganar estas tres medallas y créeme que lo único que rezo cuando me acuesto es que él esté bien, pero donde este me pueda ver y que pueda ver que estoy feliz de que estoy contenta…”.

UN SUEÑO PENDIENTE… Paola Espinosa, la doble medallista olímpica, la campeona mundial, está de regreso en los Juegos olímpicos, con una espera que se difumina en el sueño de seguir luchando por lo único que no ha podido conseguir, la medalla de oro, una medalla que aspira a conquistar en Río de Janeiro…

“¿Mi sueño principal es poder ganar esa medalla que tanto deseo, deportivamente hablando en serio deseo y sueño cada día para alcanzar esa medalla, para poder llegar a esa medalla, he hecho todo, el sueño ahí está, el sueño nunca se me va a quitar de la mente, yo estoy haciendo todo lo posible para que ese sueño se de, yo siempre he dicho y tal vez ya me hayan escuchado decir esta frase pero “que la vida sea la que me demuestre que no puedo ser campeona olímpica”, si ya pude tener dos medallas ¿porque no puedo luchar por una medalla de oro?, ¡claro que puedo hacerlo