De búnker a penthouse de lujo…
Una pareja de coleccionistas de arte compró un búnker ubicado en el centro de Berlín y lo transformó en sala de exhibiciones con penthouse de lujo. Lo viejo y lo nuevo conviven para crear una combinación ecléctica e impresionante.
La unificación alemana de 1989, precedida por la caída del muro de Berlín, significó un nuevo comienzo para una nación que arrastraba una historia reciente impregnada de fascismo, autoritarismo y genocidio. Alemania es hoy uno de los países más poderosos del mundo, y mucho de su progreso y desarrollo se debe a los esfuerzos de los alemanes por dejar atrás un pasado que, todavía en la actualidad, es perceptible en las calles de las ciudades teutonas. Un ejemplo de esta evolución es la remodelación de un búnker que el empresario y coleccionista de arte polaco, Christian Boros, realizó junto a su esposa Karen Lohman.
El inmueble, ubicado en el barrio berlinés de Mitte, fue construido en 1942 como refugio para los habitantes de la zona por bombardeos aéreos de la Segunda Guerra Mundial y tres años después se convirtió en una prisión. Antes de que la pareja adquiriera el edificio de cinco plantas en 2003, este sirvió como bodega, sala de exhibiciones, antro, oficinas de una ONG, entre otros, y aunque se llevaron a cabo exhaustivos trabajos de remodelación, Boros y Lohman decidieron conservar aspectos originales del búnker como los acabados en concreto.
La pareja adaptó el techo del edificio como penthouse para vivir, mientras que el resto de los pisos los adaptaron como salas de exhibición para su ecléctica y numerosa colección de arte; tan sólo en el penthouse la pareja tiene en su haber más de 100 piezas de arte que van desde antigüedades hasta ejemplares de arte contemporáneo.
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