Los Ruidos del Poder: tercera entrega
Tercera entrega. Publicación de un extracto del libro “Los Ruidos del Poder” bajo la autorización de su autor, Andrés González
Garrido: El Ascenso
Por sus logros en tan corto tiempo, en forma por demás audaz e intrépida –si bien no siempre del todo honesta- a Francisco Garrido Patrón se le puede considerar un político calculador, sistemático, acostumbrado a cumplir precisamente propósitos de esa índole, políticos.
Ya establecido en esta capital, Garrido se pone en contacto con la Lic. Ma. Guadalupe Murguía que trabajaba por esos años con el Lic. Jesús Rodríguez en la Secretaría de Gobierno. Ambos –Garrido y Lupita- son egresados de la Escuela Libre de Derecho de la capital del país.
Los que lo trataron, lo recuerdan como una persona inquieta, dedicada y estudiosa de la política. “A menudo se le veía llevar bajo el brazo –me dijo mi fuente- el libro “Por una democracia sin Adjetivos” (de la editorial Joaquín Mortiz, 1986) de Enrique Krauze. Invitado al Partido Acción Nacional por Rolando García, se pone en contacto con la señora Patricia Espinosa de Parrodi, presidenta del Comité Municipal de Querétaro. En esas oficinas se le veía llenar las paredes con cuadros y cuadros de distritos y municipios con los resultados más recientes del proceso electoral de ese 94. Ahí notó como Galdino Meraz, de ser un ilustre desconocido y sin nombre ni campaña, elevó en forma notoria la votación a favor de Acción Nacional.
La oposición organizada como tal dentro del PAN, la comenzaron a formar los Nava, Urbiola, Puga, Botello. Pronto Garrido notaría que andaban con pocos recursos y se convierte en el mecenas de muchas actividades del partido.
Pero Garrido quiere ir de prisa. Entonces, es cuando decide tomar la carrera política de tiempo completo. Su presencia era casi a diario en las oficinas del comité municipal de Acción Nacional… a sabiendas de que Fernando Ortiz Arana se perfilaba como candidato a la gubernatura por parte del PRI, Garrido le pone la vista a la candidatura de Acción Nacional para la presidencia municipal. Sabía lo que traía entre manos. Desde entonces se evidenció que no le importó ser juez y parte en los procesos internos.
“Para el 97 y concretamente para la gubernatura, tuvimos que andar buscando nombres. Un día, fuimos a buscar a Don Roberto Ruíz Obregón, en sus oficinas de Constituyentes para preguntarle su opinión sobre algún candidato –me confió años después Ramón Lorence Hernández y que en aquel momento era el Presidente del Comité Directivo Estatal del PAN- y por supuesto que nos dio su opinión:
-Si yo tuviese menos edad, aceptaría el ofrecimiento-. Nos dijo”
A Garrido era otro de los que se la habían ofrecido, pero la mira la tenía ya puesta en la candidatura para la presidencia municipal.
La Campaña de Garrido por el municipio fue agresiva, él mismo lo era. No se tentaba el corazón para señalar los errores del gobierno en el poder, de los candidatos de los otros partidos, particularmente los del PRI. El candidato por este partido fue el Dr. Marco Antonio León Hernández.
Los números fueron por demás sorpresivos. Ganaba la gubernatura el Ing. Ignacio Loyola, candidato de Acción Nacional… en el municipio la sorpresa no fue menor. El triunfador fue Francisco Garrido Patrón con 95,482 votos, muy por encima de los que había alcanzado el candidato del PRI, que se quedó en los 59,790 votos.
“Nada había que hacer, la diferencia fue clara. No permití que se interpusiera impugnación alguna. Yo mismo no lo hice”, declararía León Hernández.
Garrido Patrón había alcanzado la presidencia municipal de Querétaro con tan solo tres años y meses de activismo político.
Lo que hizo como presidente municipal, lo que dejó de hacer y de su comportamiento con el gobernador en turno, con Ignacio Loyola Vera, emanado además de su propio partido político, es abordado en ese capítulo…