50 años de Rayuela

Después de publicar Bestiario y Las armas secretas, Julio Cortázar fue descubierto por el editor Francisco Porrúa, quien trabajaba en la editorial Sudamericana, la cual publicó en junio de 1963 esta novela original y poco común.

Su autor describió que esta obra fue para él «de alguna manera la experiencia de toda una vida y la tentativa de llevarla a la escritura», y así se percibe la historia al leerla. Tiene los distintivos toques de Cortázar, que la hacen sobresalir de entre la literatura latinoamericana de la época, al utilizar estilos variados que llegan hasta el surrealismo (algo [casi] inexistente entonces). Además, su estructura tampoco es la de siempre, ya que tiene dos formas de leerse: la natural, es decir «de corrido», o la que propone el autor, en la que él decide en qué orden leerás el libro.

Más que hablar de la trama, que de algún modo se vuelve lo menos importante de la lectura, la construcción de los personajes y la relación –las pláticas– entre ellos es algo más de lo que hace destacar este libro. Para lograrlo, Cortázar se basó en las creaciones que poblaban su imaginación. El autor logró mostrar el existencialismo que ocupaba su mente y su realidad, ya que él aceptó que su objetivo en esa novela siempre fue «escribir un libro que no se pareciera a ningún otro, ni suyo ni de nadie más». Y sin duda alguna lo logró. Este libro fue una maravilla de la literatura hace 50 años y continúa siéndolo hoy mismo.

Felicidades, Rayuela.

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